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LES ARCS 2020

Peter Dourountzis • Director de Vaurien

“Hay una gran diferencia entre la seguridad que tienen los hombres y las mujeres en la sociedad”

por 

- El director francés Peter Dourountzis nos habla de su primer largometraje, Vaurien, que compite en el 12º Festival de Les Arc tras recibir el sello de Cannes

Peter Dourountzis  • Director de Vaurien

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, el primer largometraje de Peter Dourountzis, recibió la etiqueta Selección Oficial del Festival de Cine de Cannes 2020 y ahora compite en la 12ª edición del Festival de Cine de Les Arcs (celebrado online).

Cineuropa: Rascal tuvo un proceso de preparación muy largo. ¿Qué te atrajo de esta historia sobre un asesino en serie?
Peter Dourountzis: Vivía en París en los años 90, donde, al menos, tres asesinos en serie estaban en acción. Fui a estudiar cine y después decidí investigar el asunto más a fondo colaborado en el SAMU social de París para tener acceso a su base de datos, puesto que dos de los tres asesinos marcaban el 115 todos los días en busca de alojamiento. Me gustaba el SAMU social, era una especie de vocación para mí y, al final, trabajé con ellos durante 15 años. Lo dejé por primera vez al cabo de 6 años para hacer cortometrajes, y luego combiné ambas tareas, ya que trabajaba para ellos mientras dirigía mi primer largometraje. También me sorprendía el hecho de que un chico de 16 años pudiera sentirse relativamente seguro en París por la noche, mientras que las mujeres eran mucho más vulnerables. Muchas de mis amigas me contaron cómo fueron agredidas o violadas. Casi todas ellas habían tenido una mala experiencia. Esa injusticia me molestó, esa diferencia entre la seguridad de los hombres y la seguridad de las mujeres en nuestra sociedad.

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¿Cómo decidiste el punto de vista de la película?
Decidí que si me centraba en el típico chico amable que no es lo que parece, podría abordar varias temáticas sociales: racismo, misoginia, errores policiales, etc. Si dejamos a un lado nuestro conocimiento de que es una mala persona y nos ponemos en el lugar de los personajes secundarios a los que conoce, él será amable y dependerá de los espectadores descubrir todo: nada está decidido y ellos deberán asumir una posición moral frente a estos temas y, sobre todo, la cuestión de la empatía. La falta de una investigación policial también nos permitió incluir escenas de la vida cotidiana al estilo de Klapisch, Kechiche o las que aparecen en El odio para seguir los caminos de los personajes secundarios, que son parte integral de nuestra sociedad pero que no suelen ser interesantes para el cine francés.

¿La decisión de mantener la violencia fuera de cámara era importante para ti?
Sí. Seguimos al personaje principal, es su historia, pero nosotros tenemos nuestro propio punto de vista de las cosas puesto que hay una gran diferencia entre él y nosotros: él no siente empatía. Tampoco queríamos caer en la trampa de abrumar al espectador con escenas horribles. Las omití pero no quería que su verdadera naturaleza surgiera por sorpresa, por lo que cada 15 minutos le recordamos al público que este personaje es extraño, raro, desagradable y enfermo, por decir algo, hasta el momento en que queda claro que él ya ha asesinado a alguien, hacia el final de la primera mitad de la película.

Decidí que, si grababa una agresión, todo el tiempo que grababa y mientras estuviese al lado de la víctima, nada grave iba a pasarle. Siempre estamos del lado de las víctimas, sentimos lo que ellas sienten, estamos a su lado. Dicho esto, cuando no estoy grabando, existe la posibilidad de que ocurra algo muy grave. Al igual que en Harry: retrato de un asesino, de John McNaughton, sentimos una sensación de malestar y llegamos a la escena después: no vemos violencia, vemos el resultado. No quise inspirarme en slashers ni hacer una película de asesinatos al estilo de Hitchcock, De Palma o Scorsese, aunque sea una tentación copiar a los maestros en una ópera prima. Preferimos ceñirnos a un concepto más simple: mi cámara era como un escudo, que ofrecía protección de los golpes y las malas intenciones del personaje principal.

¿Eres consciente de que tratas un tema complicado, ya que los motivos de este pervertido manipulador para cruzar la línea y cometer un crimen no están del todo claras?
Djé se parece un poco al Meursault de Camus en El extranjero, o a un personaje de Dostoievski. Actúa sin una motivación real, no comprende bien los códigos sociales, pero sabe cómo ocultarlo. Es una coraza vacía que adquiere color a través de los personajes secundarios de la película: si te asustas, te dará miedo; si te parece atractivo, te seducirá. Es algo extraño e indescriptible, y tuve cuidado de no ofrecer respuestas e hipótesis porque no sé nada de ello. Pero me molestó lo suficiente para que el proyecto permaneciera en un segundo plano durante varios años puesto que siempre se sospecha que tenemos una fascinación por el personaje principal. Pero, en el cine, todo es cuestión de puntos de vista; no tiene que ver tanto con el tema o problema que se trata, sino con cómo se muestra.

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(Traducción del francés)

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