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Francia

David Dufresne • Director de Un pays qui se tient sage

"Creer aún en las virtudes del diálogo, incluso si cada vez es más difícil"

por 

- David Dufresne habla de Un pays qui se tient sage, un comprometido documental que trata la filosofía actual del estado policial en Francia

David Dufresne  • Director de Un pays qui se tient sage

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, de David Dufresne, recibió el apoyo de la Quincena de los Realizadores y ya ha sido presentado en los festivales de Toronto (en el programa Industry Selects) y de Nueva York. Jour2Fête estrenó la película en los cines franceses el 30 de septiembre.  

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Cineuropa: ¿Cómo surgió la idea de la película, de la cantidad de imágenes de “abusos” de las fuerzas del orden durante las manifestaciones de los chalecos amarillos o de la necesidad de reflexionar sobre la frase “el Estado tiene el monopolio de la utilización legítima de la violencia” de Max Weber?
David Dufresne: Cuando recopilaba imágenes en Twitter con Allo Place Beauvau, me di cuenta de que tenía que dejar de hacer “scrolling”, porque hacer “scrolling” es borrar: pasamos de un vídeo a otro y olvidamos lo que hemos visto. Los vídeos que documentaban la violencia policial permitieron iniciar el debate, pero yo pensaba que las imágenes merecían ser elevadas a su verdadero rango que es la Historia. Por ejemplo, las imágenes de Jérôme Rodrigues grabándose a sí mismo en la manifestación de la Bastilla mientras cae, pierde el ojo y su teléfono enfoca la columna de la Bastilla en un plano perfecto; en Facebook no vemos que sea perfecto, ya que se está escribiendo la Historia, sólo vemos un acontecimiento tras otro. El documental es otra cosa: es un movimiento, un soplo. Por un lado estaba esa idea y, por otro, la idea de creer en las virtudes del diálogo aunque sea cada vez más difícil. Ahí entra la frase de Max Weber: discutiremos los fundamentos. De ahí la idea de la película: por un lado, en términos de imágenes, creer en una especie de cine de realidad, de cine crudo; y por otro, creer en el lenguaje, en las palabras, en la conversación, en la dialéctica.

¿Cómo seleccionaste las imágenes violentas y a los entrevistados para un debate más “intelectual”?
Para la secuencia de vídeo, disponía de seis terabytes de imágenes, algo enorme. La selección se hizo con moderación porque no quería hacer una película ultraviolenta. Al contrario, di prioridad a los planos secuencia, sin música, ralentí, zoom, ni montaje frenético: fuimos muy sobrios. En cuanto a los protagonistas, la idea era discutir, dialogar, reflexionar y escucharse unos a otros, aunque no estuvieran de acuerdo. Me llevó tiempo encontrar la forma. Empecé por decidir que no habría entrevistas sino conversaciones entre dos personas. Después, estaba la idea de reflexionar sobre las imágenes, su peso y su papel.

La película analiza, incluso a través de la perspectiva de los sindicatos de policía, la evolución de la filosofía de mantener el orden.
Estamos viviendo un cambio significativo porque estamos presenciando ataques violentos a las libertades individuales, a las libertades fundamentales en nombre de la seguridad sanitaria. Aceptamos el mundo digital y el resultado es una sociedad controladora: reconocimiento facial en el metro, aplicaciones digitales, etc. Y es terrible porque se hace en nombre del bien, en nombre de algo tan imperioso como la sanidad y todos estamos a favor de una buena salud. No podemos discutir la finalidad pero, ¿podemos discutir lo que sucede? La película no aborda el tema del Covid porque se grabó antes, pero aborda el tema desde diferentes puntos de vista: disciplinario, de control, etc.; algo que sucede ante nuestros ojos y que merece una atención mayor y más constante de la que puede ofrecer la televisión, por ejemplo. La película intenta dar pistas. 

¿Crees que tu película suscitará polémica?
Si la película suscita el debate, mejor. Si despierta polémica, la defenderé, pero no es lo que busco. Puede que no nos guste la película e incluso estar en contra, pero esto no es un folleto, ni una publicación incendiaria, y eso toma por sorpresa a los sindicatos de policía, que se toman el tiempo de explicar en las redes sociales que estoy en contra de la policía, que los odio, etc. Además, algunos sindicatos de policía llaman al boicot de Omar Sy argumentando que no puede interpretar a un policía en Police [+lee también:
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porque se posicionó a favor del comité de Adama. Más allá de lo que le pueda pasar a la película, me parece interesante que los sindicatos de policía ya no hagan sindicalismo de la policía, sino que hagan política como si fuesen una especie de policía del pensamiento.

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(Traducción del francés)

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