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CANNES 2020

Aurel • Director de Josep

"Quería rendir homenaje a la profesión y al medio de expresión que me relaciona con Josep, el dibujo"

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- CANNES 2020: Hemos entrevistado al dibujante y director francés Aurel, que firma su primer largometraje de animación Josep, etiqueta Selección Oficial

Aurel  • Director de Josep

Josep forma parte de la prestigiosa etiqueta Selección Oficial del Festival de Cannes 2020, dirigida a “reemplazar” el evento que no ha podido celebrarse de forma presencial. Se estrenará en Francia a finales de septiembre (a través de Sophie Dulac Distribution), mientras The Party Film Sales gestiona las ventas internacionales. Hablamos con su director, el dibujante y director francés Aurel

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Cineuropa: ¿Qué esperas de la etiqueta de Cannes, un reconocimiento tan importante para tu primer largometraje? Aurel: Yo no sé lo que espero de esa distinción, pero sé hasta qué punto la disfruto. Esa distinción ha supuesto una inmensa alegría y una gran sorpresa. He tenido el privilegio de contar con un productor que me dio una libertad artística total en la dirección y es el reconocimiento (¡y qué reconocimiento!) a un largo trabajo en equipo y a algunas decisiones “radicales”. Estoy seguro de que la etiqueta permitirá atraer la atención de los distribuidores a nivel internacional y despertará interés cuando se estrene en cines.

¿Cuándo conociste la obra del combatiente político catalán Josep Bartolí?
Conocí sus dibujos en 2010 en un festival al que acudí como invitado. Uno de los expositores vendía el libro de Georges Bartolí, su sobrino, sobre el exilio de los españoles. El libro estaba ilustrado con dibujos de Josep. El dibujo de un republicano con una sola pierna sobre sus muletas en la portada, la fuerza de los rasgos de su cara y de la temática me fascinaron.

¿Qué te fascinó de la vida de este hombre?
Ese “encuentro” unificaba un conjunto de temas que me interesan o por los cuales siento pasión desde hace mucho tiempo: el dibujo (¡y qué dibujos!), la guerra de España, por la cual siento gran interés desde que la descubrí, cuando era adolescente, en la película Tierra y libertad, de Ken Loach; y por último España en general, país por el que tengo sentimientos muy fuertes. Cuando empecé a investigar, me reuní con Georges para hablar de su tío y descubrí una vida épica y novelesca que se desarrolló a lo largo de un siglo: desde los bajos fondos de la Barcelona de los años 1910 a la Nueva York de los 60 a los 90, pasando por la guerra, los campos de concentración franceses, México y Frida Kahlo. En fin, estaba desbordado y me ahogaba en tantos acontecimientos. Gracias a las conversaciones con los productores y con las personas a quienes les hablaba de la necesidad de hacer esta película, volví a centrar la temática en el dibujo. Después, el guionista Jean-Louis Milesi determinó el ángulo narrativo desde su llegada al proyecto (hacia 2013), centrando el relato en los campos de concentración franceses donde estuvieron encerrados los refugiados políticos españoles. Así, decidí hablar del dibujo por el personaje de Josep y gracias a su historia. En el plano histórico, estos campos del sur de Francia, anteriores a la Segunda Guerra Mundial, representan una parte desconocida de nuestra historia hasta en los mismos lugares donde estuvieron ubicados.

Eres caricaturista, como Bartolí. Háblanos de la inclinación artística que defiendes: los rasgos y las siluetas de la película parecen tomar el estilo y algunos “códigos” del dibujo periodístico…
Me gusta decir que Josep es una “película dibujada”. Yo quería rendir homenaje a la profesión y al medio de expresión que nos une a Josep y a mí: el dibujo. Y en particular la viñeta de prensa que, en su forma, debe ser muy expresiva, ejecutada con rapidez (debido a plazos impuestos por la prensa), leída rápido y sobre todo destinada a resumir una acción en un solo dibujo. Hasta la tira cómica, que es un arte secuencial, puede apoyarse en una cadena de viñetas para narrar una acción. Nosotros debemos resumir un movimiento en un solo dibujo. Eso da una fuerza única que yo quería trasladar a la pantalla. Por eso en la parte memorial de la película (en los campos), la puesta en escena está basada en un dibujo sin movimiento. Eliminé todos los gestos “superfluos” para recurrir a la animación sólo en los momentos mágicos, cuando la memoria cobra vida.

Josep contiene secuencias de violencia cuando describes los malos tratos infligidos a los presos políticos. ¿En qué medida la animación permite ser fiel o más precisa y sutil, a la hora representar este tipo de realidad tan triste?
El dibujo (animado o no) implica una cierta distancia con respecto a la realidad, ya que no es la imagen “real”. Tiene un filtro. En la película se muestran algunas imágenes de violencia pero no el acto en sí mismo (está el antes y el después, pero no el momento completo). A veces, no muestro ni en dibujo el acto violento porque sería indecente. En esos casos, he usado el sonido, las voces o la música para tomar el relevo narrativo y crear un malestar que resultaba inútil o grosero poner en imágenes. Hace unos años, me impresionó mucho una exposición en Arlés sobre el genocidio en Ruanda. El fotógrafo interrogaba nuestra curiosidad por lo espectacular y por lo sangriento mediante imágenes en negro con el pie de foto redactado por la agencia de prensa que vendió la fotografía. Estas leyendas eran muy precisas y fácticas, y eran autosuficientes. ¿A quién le servía la imagen en ese caso? Es bastante perturbador lo que se espera de una imagen cuando se trata de violencia.

La producción se ha beneficiado de un importante apoyo de Occitania. Háblanos de los vínculos que mantienes con esta región.
Soy un anticentralista convencido. Crecí en el sur de Francia y vivo en Occitania desde hace 20 años. Mi profesión es muy parisina (caricaturista en la prensa nacional) pero siempre me he negado a mudarme a París para ejercerla. Era una apuesta en sí misma y gané. Lamento que se confunda constantemente “estado de bienestar” y centralismo. Hacer una película como Josep en el lugar donde ocurrieron los hechos tiene sentido en esta “pelea”. Y más cuando se trata de una coproducción franco-española, incluso occitano-catalana… Es decir, transfronteriza pero a la vez mediterránea y sobre todo europea. Esta película nos permite contar una historia común entre Occitania y Cataluña. Es una historia fundacional (200.000 personas se quedaron en el sur de Francia después del exilio) y que concierne a millones de descendientes de estos refugiados. Sin embargo, sigue siendo desconocida, escondida e incluso negada. Todavía hoy, el hecho de hablar de campos de concentración hace rechinar los dientes aunque sea la denominación administrativa de la época. Hemos asimilado rápido el concepto de los campos de exterminio nazis. Pero los hechos son tercos: los campos descritos en Josep eran campos de concentración.

Háblanos de la elección de las voces de los actores —Sergi López, Bruno Solo, Gérard Hernandez, Sílvia Pérez Cruz— y del trabajo en ese ámbito.
La aportación de los actores, más allá de sus grandes cualidades interpretativas, ha sido su implicación. Creían en el proyecto y estaban felices de contar esta historia. No los grabé hasta que se crearon todas las imágenes porque quería que fuesen ellos mismos quienes crearan los personajes, que les insuflaran vida. El dibujo, la puesta en escena y la animación han establecido ese ritmo. Han sido de una generosidad artística enorme. Y todos volvieron a corregir y afinar el personaje una vez terminada la película para dar la chispa mágica que hace que no sean sólo dibujos que hablan, sino seres que viven.

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(Traducción del francés)

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