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BERLINALE 2020 Berlinale Special

Patrick Sobelman y Hugo Sobelman • Directores de Golda Maria

"Esta historia va más allá de nuestra familia"

por 

- BERLINALE 2020: Hemos hablado con Patrick y Hugo Sobelman sobre su documental Golda Maria, que junta en el mismo lugar a tres generaciones

Patrick Sobelman y Hugo Sobelman  • Directores de Golda Maria

En 1994, Patrick Sobelman decidió filmar a su abuela, una superviviente de Birkenau nacida en Polonia y criada en Alemania, de donde tuvo que huir. En Golda Maria [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Patrick Sobelman y Hugo So…
ficha de la película
]
, fruto de la colaboración de Patrick Sobelman con su hijo, Hugo Sobelman, por fin podemos conocer esa historia narrada por su vivaz protagonista. La cinta se ha proyectado en la sección Berlinale Special de la 70 edición del Festival de Cine de Berlín.

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Cineuropa: Vuestra película me ha hecho pensar en mi relación con mis abuelos. En realidad, no los escuchamos, ¿verdad? En cambio, vosotros sí lo habéis hecho.
Patrick Sobelman:
Imagínate: tienes 35 años, vuelves de Auschwitz y has perdido un hijo. ¿Cómo empiezas una nueva vida tras regresar del infierno? ¿Cómo te sientes? Ese era el tema alrededor del cual giraba al principio este proyecto. La otra cuestión es que, cuando empecé, Hugo tenía seis años y su hermano, cuatro. Mi abuela tenía 84, así que no sabía con cuánto tiempo contábamos. Además, yo la quería; la primera vez que me emborraché fue con ella. Pero estuvo callada muchos años, como muchos otros supervivientes: simplemente, no hablaban. Nosotros, que éramos su familia, solo conocíamos la historia oficial.

¿A qué se debe la decisión de sentarla para que cuente su vida e incluir la menor cantidad posible de material adicional?
P.S.:
No soy un director de cine y, para mí, se trataba de un testimonio. Así que puse mi cámara en el trípode y nos pusimos a hablar, sin más. ¡No tenía ni idea de que un día lo usaríamos para hacer una película!

Hugo Sobelman: Lo increíble es que hizo un par de tomas al margen de la entrevista propiamente dicha —en las que ella hojea el álbum de fotos familiar y un primer plano de su cara— que realmente aportaban algo especial. Le dieron un ritmo particular a la película, una vez decidimos que íbamos a hacer una.

P.S.: El primer plano final fue una simple coincidencia. Me estaba quedando sin batería y sin luz; ella estaba hablando de cosas muy importantes y me daba miedo no poder grabarlo. Así que cogí la cámara y me acerqué para ganar algo de tiempo [risas].

Es interesante oírte decir que no eres un cineasta, porque muchos están obsesionados con mantener la distancia y ese no es tu caso. De hecho, a menudo reaccionabas enérgicamente ante lo que ella decía.
P.S.:
Era una charla entre una abuela y su nieto. Yo no sabía nada acerca de lo que ella contaba; no me había preparado. Mi único plan era hacer un repaso cronológico de su vida, desde Polonia a Alemania y Francia. Cuando estábamos editando el material, Hugo pensó que teníamos que incluir esas escenas, ya que resaltaban el carácter íntimo de la conversación.

H.S.: En mi opinión, lo que hace que esta película sea tan especial es que mi padre fue descubriendo las cosas a medida que su abuela se las contaba; fue muy espontáneo. Y hay detalles que no conseguía entender, como cuando ella decía que no quería hablar yidis. ¡Quería hablar alemán! El público tiene, en definitiva, la posibilidad de reaccionar igual que él lo hizo en su momento.

Habéis dicho que era una generación de no quería hablar de la guerra, pero también sorprende que la protagonista hable de sexo u otros temas íntimos.
P.S.:
A mí también me sorprendió, porque mi abuela no era una persona que abordara esos temas fácilmente. Me encantó cuando, en un momento determinado, dijo: “La feminidad vino a rescatarme” [cuando contaba que un hombre le había pedido favores sexuales a cambio de un visado].

H.S.: A ella le parecía una historia divertida, aunque para nosotros era escalofriante. Era como si intentara resultar graciosa.

P.S.: Igual que con sus comentarios sobre el yidis. Mi abuela adoraba Alemania y le encantó estar en Berlín en los años 20. Para ella el yidis no era bonito. Puede sonar extraño, pero, por lo que sabemos, todos comprenden lo que ella quería transmitir. Personalmente, todavía creo que hay algún secreto, algún misterio sin desvelar, como los detalles de su situación cuando estaba embarazada.

Cuando hablas con alguien tan cercano, a quien has conocido toda tu vida, ¿no resulta muy difícil enterarte de todas esas cosas?
H.S.:
Al principio fue duro. Me acuerdo de ella, de sus manos y sus ojos. Yo había crecido alrededor del sofá en el que ella estaba sentada. Durante el primer mes que pasé trabajando en la edición del documental, me levantaba cada mañana para enfrentarme a los peores recuerdos de mi abuela... Tuve que acostumbrarme a ello. Tengo la impresión de haber pasado un año «viviendo» con ella. Pero luego dejó de ser algo exclusivamente privado. Esta historia va más allá de nuestra familia.

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(Traducción del inglés por Eva González)

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