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BERLINALE 2020 Generation

Anna Falguères y John Shank • Directores de Pompéi

"Queríamos liberarnos del realismo contemporáneo para reforzar nuestra intención"

por 

- BERLINALE 2020: Hemos entrevistado a Anna Falguères y John Shank, que presentan en la sección Generation 14plus su primer largometraje realizado a cuatro manos, Pompéi

Anna Falguères y John Shank • Directores de Pompéi

Hablamos con Anna Falguères y John Shank. Después del Festival de Toronto, los directores presentan en la sección Generation 14plus de la Berlinale su primer largometraje dirigido a cuatro manos, Pompéi [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Anna Falguères y John Shank
ficha de la película
]
, una historia de amor intensa y embriagante, fuera del tiempo y del espacio; un cuento crepuscular, iluminado por el amor loco que sienten dos niños perdidos de una civilización en ruinas.  

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Cineuropa: ¿Cómo surgió el proyecto?
John Shank: Nosotros queríamos trabajar, escribir y construir algo juntos. Partimos de sentimientos que teníamos hacia la vida en general, el mundo actual y preguntas que giraban en torno a la intimidad, al amor, o a la ausencia de amor. De hecho, queríamos escribir una historia de amor.

Anna Falguères: Yo quería comprender por qué algunas personas no se permiten vivir algunos sentimientos. Quería cuestionar los recuerdos memorables de mi educación sentimental, recordar las imágenes que me marcaron cuando era niña. Eso podía ayudar a responder a la pregunta: ¿Por qué algunas personas no se permiten la libertad de amar?

En la película, la masculinidad está representada por dos chicos que parecen ser una representación de su género.
A. F.: Sí, es una cuestión muy de género. Cuando era niño, me sentí muy triste cuando comprendí que debía elegir entre ser un niño o una niña. Aquí, jugamos con los arquetipos, con la representación de género que se supone que debemos transmitir en la vida cotidiana, aunque las cosas estén cambiando poco a poco. ¿Por qué los chicos no se permiten algunos sentimientos? Y cómo esta chica, que queríamos que fuese andrógina, puede asumir casi sin género sus necesidades, con libertad.

J. S.: Queríamos cuestionar, incluso socavar estas representaciones. Tenemos un grupo, dirigido por chicos, que tiene rituales establecidos y no puede ver el mundo de manera diferente. Cuando llega un personaje como Billie, con su libertad, ¿qué despierta en ellos? ¿Una liberación de los sentimientos? Quizás, pero es difícil de enfrentar cuando no se está acostumbrado.

La historia se desarrolla en un tiempo suspendido, sin marcadores de tiempo ni de espacio.
A. F.: Queríamos despojar el relato, salir del realismo. Aunque tuviésemos una mirada política sobre estos jóvenes, queríamos liberarnos del realismo contemporáneo para ampliar el debate, que pueda resonar tanto en la infancia como en la edad adulta. No someterse al lado restringido del presente. Y al estar en un tiempo donde no hay teléfono, borramos la inmediatez para recuperar el tiempo de espera, sinónimo de esperanza y de frustración.

J. S.: En el flujo de imágenes que me invadían, muchas cosas no me permitían tomar distancia, ya que había temas demasiado familiares. Podríamos haber hecho una película sobre jóvenes de un instituto, y hablar también de la ausencia de sentimientos, pero queríamos contribuir a poner al espectador en una postura de retroceso. Crear una distancia de lo contemporáneo a través de la imagen, para hablar mejor de ello.

Hay una sensación de fin del mundo, un mundo crepuscular donde el sol se esconde más de lo que sale…
A. F.: Sí, es una de las ideas que nos pasó por la cabeza. También estaba la cuestión de la transmisión, que se encuentra implícita en la película, marcar la existencia de lo que ocurrió en el pasado, principalmente con la omnipresencia de la naturaleza, y de los vestigios. ¿Somos dignos del pasado y de lo que dejamos para el futuro?

J. S.: Esta sensación crepuscular está ligada a la idea de que para que haya renacimiento, debe haber muerte. La trayectoria de los personajes de la película también muestra eso. La finitud es una cosa muy difícil de aceptar y de aprehender para el ser humano. Pero es indispensable para poder reconstruir. Vivimos en un tiempo, en una inmediatez, en un flujo donde es muy difícil aceptar que las cosas pueden cambiar. Nos interesaba que la película fuese una balanza, no queríamos terminar en la oscuridad total, queríamos mostrar un mundo que cambia.

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(Traducción del francés)

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