05/02/2020 - Hemos entrevistado a la sueca Alexandra-Therese Keining para hablar de The Average Color of the Universe, una pequeña película

(© Karolina Pajak)

Hablamos con la directora sueca Alexandra-Therese Keining sobre sus pequeñas películas sobre grandes temas y sobre la delgada línea entre la pérdida y la risa, ambas exploradas en The Average Color of the Universe [+lee también:
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entrevista: Alexandra-Therese Keining
ficha de la película], proyectada en Gotemburgo.

Cineuropa: The Average Color of the Universe es muy diferente a tu película anterior, Girls Lost [+lee también:
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ficha de la película]. ¿Cómo fue la transición de una a la otra?
Alexandra-Therese Keining: Después de Girls Lost, tenía ganas de hacer algo más pequeño, algo corto y experimental. Hace un par de años, leí sobre el intento científico de calcular el color promedio del universo. Los colores me han fascinado desde siempre (mi madre era pintora), de la misma manera que otros pueden sentir fascinación por la música, por ejemplo. Me sorprendió lo extravagante del asunto: la enormidad de todo mientras estoy aquí, tan pequeña, en este gran esquema. De esto surgió un concepto que finalmente encajó.

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Es una película sobre dolor secreto, pero está narrada con gran integridad. Para ti, ¿fue difícil darte cuenta y, sobre todo, lanzarla?
Mis películas parecen hacerse cada vez más tranquilas. Mis guiones pueden ser muy locuaces, pero en la mesa de edición corté mucho diálogo para que las imágenes hablasen por sí solas. Es un proceso del que estoy muy orgullosa y un desafío genial. Un proceso menos agradable fue presentar la película al instituto de cine para conseguir financiación. No cayó bien. El comisario no entendió mi idea sobre el dolor y tampoco le gustó el personaje principal. La película es una producción independiente, y la grabé en tres días con un equipo muy reducido: un director de fotografía, un ingeniero de sonido y los actores, incluido mi hijo pequeño. Nadie cobró, lo hicieron por el bien del proyecto. Después, obtuvimos financiación, pero nunca pudimos contar con nada por adelantado.

Jennie Silfverhjelm, la actriz principal, lleva mucho peso. ¿Cómo fue su experiencia en el rodaje?
Me dijo que nunca se había cansado tanto, que se había apagado como una luz y que esas noches durmió como un bebé. Sin embargo, durante el rodaje, estaba muy implicada. “Vamos a hacer otra toma, no te preocupes. OK. ¿Qué hacemos ahora?”. Se entusiasmó enseguida con el guión que le mandé, que era más una demostración de un estado de ánimo que un guión. Y aunque suene absurdo, el rodaje fue —al contrario que su temática— muy alegre. Nos reímos mucho entre bastidores y pasamos las noches juntos sintiéndonos muy contentos. Tal vez sea porque el dolor está muy cerca de la risa, en el sentido de que necesitas reír para superar la pérdida. O, en el caso de Jennie, dar vueltas en la cama llorando y gritando, o dar vueltas por la casa sola y sin nadie con quien interactuar.

Hasta ahora, ¿hay un denominador común en tu trabajo?
Probablemente que me dejo llevar por la lujuria… Después de Girls Lost, tuve un agente de Estados Unidos que me envió un puñado de ofertas, y muchas de ellas me parecieron una basura. Si voy a invertir tres años en algo, será impulsada por la lujuria. Si no es así, no me implicaré. Con respecto a los temas recurrentes, suelo volver a un tono melancólico en mis películas. He sido madre hace poco, y eso me ha permitido tener una idea más clara de mi pasado y de mi infancia —perdí a mis padres a una edad muy temprana— y sentí que estaba en un lugar muy bueno y seguro para procesar mi trayectoria. Desde mi punto de vista, el dolor no es sólo oscuridad, sino también algo positivo, una parte de nuestra personalidad.

Tu próximo proyecto será el primero grabado en inglés. ¿Qué nos puedes contar hasta ahora?
Se llama Paramour y es para Sony Pictures. Estará protagonizado por Kristin Scott-Thomas como Susanne Klatten, la heredera de BMW, y será sobre su relación con el playboy suizo que intentó estafarla. Hasta ahora ha estado en fase de desarrollo, pero en cuanto todo esté solucionado, empezaremos. Tengo muchas ganas de trabajar en inglés y con Kristin, que es fantástica.

(Traducción del inglés)