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BERLINALE 2019 Competición

François Ozon • Director de Gracias a Dios

"Lo que estaba en juego en esta película era muy diferente de mis cintas anteriores"

por 

- BERLÍN 2019: François Ozon, que participa en la competición en la Berlinale por quinta vez, responde a algunas preguntas sobre su película Gracias a Dios, de temática fuerte

François Ozon  • Director de Gracias a Dios
François Ozon durante el rodaje de Gracias a Dios (© Mars Films)

François Ozon compite por quinta vez por el Oso de Oro de la Berlinale con una cinta de rabiosa actualidad, Gracias a Dios [+lee también:
crítica
tráiler
Q&A: François Ozon
ficha de la película
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, que aborda los actos de pedofilia cometidos por un cura católico de Lyon (actos por los que la iglesia y el cardenal Barbarin están respondiendo actualmente en los tribunales) a partir de la historia de las víctimas, ahora adultos, y su lucha en el seno de la asociación La Parole libérée. La prensa berlinesa ha recibido el film con entusiasmo y convicción. 

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¿Qué te llevó a hacer esta película?
François Ozon: He hecho muchas películas con personajes femeninos fuertes, y desde hace tiempo, quería hacer una cinta sobre personajes masculinos que expresan sus sentimientos, sus emociones. A menudo, en el cine, los hombres se asocian con la acción y las mujeres, con la emoción, así que quería invertir ese patrón. Como buscaba un tema en torno a este motivo, un día me topé por casualidad, en internet, con la web de La Parole libérée, y me conmovieron profundamente varios testimonios, entre ellos, el de Alexandre (interpretado en el film por Melvil Poupaud), un católico devoto que durante años ha luchado en el seno de la diócesis de Lyon para dar a conocer su condición de víctima y lograr que el sacerdote que abusó de él, que sigue vivo, no tuviera ningún contacto con niños. Conocí a los miembros de esta asociación, que me contaron su historia, y decidí hacer una ficción basada en hechos reales.

El tema es de rabiosa actualidad.
No me he situado en el punto de vista judicial, el film adopta la perspectiva humana. Es cierto que hay procesos abiertos, pero creo que la película no tendrá ningún efecto sobre el funcionamiento de la justicia, sobre todo porque lo que cuento sobre este caso en la película ya se ha publicado en la prensa francesa. Por otro lado, mi verdadero tema es la liberación de la palabra y las repercusiones de esta liberación para las víctimas y su entorno.
Los retos de este relato basado en hechos reales eran ciertamente muy diferentes a los de mis películas anteriores: me sentía obligado a estar a la altura de la lucha que describo en la película, no quería traicionar la causa de estas personas.

La cinta se estructura en tres tiempos, con un personaje principal distinto en cada parte.
La estructura del film procede de la realidad. Alexandre realmente comenzó su lucha él solo, en el seno de la institución, y luego hubo una investigación y se manifestaron otras víctimas. La estructura da la idea de un relevo, hay un efecto dominó. Los retos de la escritura de este guion no eran los habituales: normalmente, no se deja a un personaje después de 45 minutos, pero esto es lo que me interesaba, que hubiera este relevo del uno al otro. Era necesario que los personajes fueran interpretados de forma sólida, que les creyéramos en seguida.

En cada sección, la idea era seguir el ritmo del personaje principal. Después de la parte de Alexandre, con la llegada del personaje que interpreta Denis Ménochet, la cinta se acelera, porque hay una mayor violencia con respecto a las instituciones; en consecuencia, el tono de la película cambia. En la tercera parte, hay mucho más dramatismo, con el personaje de Swann Arlaud. Para mí, era muy interesante cambiar el registro de una parte a otra. 

Narras los actos de pedofilia en cuestión a través de flashbacks. ¿Por qué?
Los flashbacks fue algo que debatimos mucho, tanto a nivel de guion como de montaje o con el director de fotografía, Manuel Dacosse. Desde muy pronto, me pareció necesario, aunque esta sea una película sobre la palabra, mostrar lo que había pasado, no los hechos en sí, que son irrepresentables, pero sí las circunstancias, el contexto, el laboratorio de fotografía... Cuando hablamos con las víctimas, nos dicen que a la gente le cuesta comprender por qué los niños no se iban, así que quería mostrar las consideraciones que un niño puede hacer ante un adulto, la influencia que puede tener este, provocando que el niño se meta en la boca del lobo sin darse cuenta del peligro. Los flashbacks que aparecen en la película permiten comprender mejor el horror de la situación, pero corresponde al espectador imaginar a partir del contexto.

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(Traducción del francés)

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