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VENECIA 2018 Sconfini

Sébastien Marnier • Director

“Estamos seguros de haber hecho una película con un carácter muy político"

por 

- VENECIA 2018: Entrevistamos al director francés Sébastien Marnier a propósito de su segundo largometraje, La última lección, proyectado en la sección Sconfini de la Mostra de Venecia

Sébastien Marnier • Director
(© La Biennale di Venezia - foto ASAC)

Entrevistamos al director francés Sébastien Marnier a propósito de su segundo largometraje, La última lección [+lee también:
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tráiler
entrevista: Sébastien Marnier
ficha de la película
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, proyectado en la sección Sconfini de la 75ª edición de la Mostra de Venecia.

Cineuropa: ¿Por qué decidiste hacer una película basada en la novela de Christophe Dufossé La última lección?
Sébastien Marnier: Aunque me he distanciado bastante de la historia original, la novela de Christophe Dufossé me dio la idea de mostrar la impermeabilidad del mundo adolescente vista desde la perspectiva de un hombre de 40 años, más o menos mi edad. Lo que me interesaba era mostrar que la sensación de chocarse contra un muro puede también ser una oportunidad de introspección.

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La historia parece transformarse a lo largo de la película, ¿estás de acuerdo?
Efectivamente, Pierre investiga a los alumnos sin saber realmente qué está buscando o ni siquiera si hay realmente algo que encontrar. A lo largo de la película se va perdiendo el carácter “coral” y se va centrando en la obsesión de Pierre. La trama se vuelve cada vez más enrevesada y la forma, el montaje y el sonido se van adaptando a las distintas fases que atraviesa Pierre. Lo más importante para mí era conseguir que el espectador viese a través de los ojos de Pierre y sintiese a través de su cuerpo, como si estuviese hipnotizado, contaminándose y envenenándose. No es un thriller con grandes giros dramáticos o grandes aventuras sino una experiencia paranoica y obsesiva que nos lleva a tomar conciencia de la situación.

¿Cómo describiste el proyecto a los productores?
Tanto Caroline Bonmarchand como yo, sabíamos que era difícil clasificar esta película, pero eso mismo es lo que nos animó a seguir. El cine francés es a veces demasiado tímido, está muy encasillado y conseguir actores como Laurent Lafitte, Emmanuelle Bercot o Pascal Greggory para una película tan atípica parecía imposible.  Los actores, el equipo técnico, los promotores y nosotros mismos, teníamos una misma idea, estábamos convencidos de que íbamos a dar un mensaje importante y de que estábamos creando una película de verdadero carácter político. El problema medioambiental es la piedra angular por desgracia y las últimas semanas no hacen más que confirmar la urgencia del problema.

Pierre sufre una revelación que comparte con el espectador. En cambio, el resto de adultos se desentienden.
Ese momento es decisivo en la película, la confrontación clásica lleva hacia la ruptura. Lo más importante para mí es que el único que consigue cruzar esa frontera es Pierre.

Es cierto que mi representación de los adultos es bastante severa pero también lo soy conmigo mismo, tengo 40 años, he sido criado para ser crítico políticamente, pero con el tiempo creo que he perdido la fe. Lo veo a mi alrededor, nos damos cuenta de las injusticias pero no las combatimos, no solo porque los políticos nos hayan defraudado, estoy convencido de que tenemos tanto miedo que nos refugiamos en nuestras sencillas vidas intentando que sean lo más agradables posible, como si supiésemos que hay que aprovechar el momento, antes de que se produzca una catástrofe. Los padres de los niños no aparecen en esta película, y los adultos presentes relativizan la violencia y el extremismo de los alumnos. Lo que yo quería explorar eran esa tensión y esa ambigüedad, quería que no quedase claro quiénes son los que se equivocan, los adultos o los niños.

La película es extremadamente sombría, desde la escena inicial de suicidio hasta el epílogo, incluso “la sortie” (“la salida”) del título no evoca una liberación sino algo más lúgubre.
Sí, es muy oscura, pero no creo que lo sea demasiado. Me he permitido hacer una película cuya trama interesa e intriga al espectador, sin querer dar lecciones de ecologismo, lo que hubiese sido insoportable. La película nos hace darnos cuenta de que estamos esperando a que ocurra la catástrofe para reaccionar. Lo que hay que hacer es trabajar juntos para evitar tal catástrofe. Y el título toma otro sentido tras la última secuencia, incluso propone una solución.

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(Traducción del francés por Pedro Andueza González)

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