23/03/2018 - Hablamos con el cineasta noruego Erlend Eirik Mo, cuyo proyecto de documental noruego-danés ha recibido este jueves el premio Eurimages al Desarrollo de la Coproducción en CPH:FORUM

El cineasta noruego Erlend Eirik Mo lleva más de 15 años rodando documentales. Ahora, él es protagonista de su nuevo rodaje, en el que muestra cómo se adapta junto a su mujer y sus hijos a una nueva vida alejada de la civilización. Bajo el título de Journey to Utopia [+lee también:
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ficha de la película] y en pleno proceso de financiación, el proyecto acaba de alzarse con el premio Eurimages al Desarrollo de la Coproducción en CPH:FORUM, el apartado dedicado al desarrollo de proyectos del festival de documentales de Copenhague CPH:DOX.

El matrimonio Mo, preocupado por el mundo que van a heredar sus cuatro hijos, decide dejarlo todo y mudarse a un pueblo orgánico, donde no existen ni la contaminación ni la producción en masa. Una adolescente obsesionada con Hollywood y las nuevas tecnologías y un padre, el propio director, demasiado acostumbrado a la vida materialista se enfrentan a una madre idealista y comprometida.

La productora con base en Copenhague Magic Hour Films y la noruega Mosaikk Film han unido fuerzas para desarrollar Journey to Utopia, que ya cuenta con la financiación del Instituto de Cine Danés y el SørNorsk Film Fund. Con un presupuesto total de 510.000 euros, el proyecto acaba de obtener en Copenhague el premio dotado en 50.000 euros por el que competía con otras 26 propuestas de documental, y se acerca a su objetivo económico. 

Cineuropa: ¿Por qué has decidido convertir a tu mujer y a tu familia en objeto de un documental?
Erlend Eirik Mo: Desde que comencé a estudiar en la escuela de cine, me propuse a mí mismo que jamás a aparecería en uno de mis documentales. Siempre he querido rodar documentales desde la observación, contando la historia de personas que no conozco. Solo he cambiado de idea porque mi mujer me lo pidió. Considera que el cambio que estamos haciendo debe ser contado. El problema del cambio climático al que nos enfrentamos es un asunto global y nadie hace nada para solucionarlo.

¿Cuánto durará el rodaje?
Comencé a grabar en agosto de 2016 y nos fuimos a vivir allí en noviembre de 2017. Mi intención es acabar de rodar cuando hayamos logrado de nuevo una cohesión familiar. Hasta ahora he rodado con una cámara muy barata y controlando el presupuesto con el que ya contábamos, del Instituto de Cine Danés y el fondo cinematográfico SørNorsk. Con la ayuda del Premio Eurimages veo más cercana la posibilidad de terminar el proyecto.

Ante las posturas enfrentadas de unos y otros, parece que se está rodando una pequeña guerra civil en la familia.
Lo es. El documental está planteado como si fuera un drama familiar. Muchos espectadores se pueden sentir identificados con el conflicto interno que vivimos. Quiero que el relato sea más amplio; que sea un reflejo de la sociedad. 

¿Cómo está siendo la experiencia hasta ahora?
Mucho más complicada de lo que esperaba. Además de rodad, la experiencia de nuestro cambio de vida está siendo dura y a veces es complicado mantenerse tras la cámara. Yo soy uno de los miembros de la familia que peor está llevando esta nueva vida, hasta el punto de sentirme algo deprimido. Me he dado cuenta de que la cámara me sirve de escudo que me mantiene en pie. No quería hacer una película edulcorada, así que se verá la realidad tal cual es.

¿Existen muchas oportunidades para los directores de documentales tan grandes como CPH:DOX, que cuenta con un extenso programa especializado en el género?
Además de promocionar el documental entre los espectadores, la parte del mercado y la industria está muy bien planteada. Generan un ambiente muy relajado para los creadores, lo que es de agradecer.