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BÉRGAMO 2018

Marine Francen • Directora

"Quería que se sintiera todo lo que viven estas mujeres a través de su cuerpo"

por 

- Marine Francen nos habla de su primer largo, La mujer que sabía leer, premiado en San Sebastián y estrenado en Francia por ARP Sélection

Marine Francen • Directora
(© Paul Grandsard)

La mujer que sabía leer [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Anamaria Vartolomei
entrevista: Marine Francen
ficha de la película
]
, primer largo de Marine Francen, venció en septiembre en la competición Nuev@s Director@s de San Sebastián, y recientemente fue galardonada en los festivales de San Juan de Luz y Tubinga/Stuttgart. Producida por Sylvie Pialat y Benoît Quainon para Les Films du Worso, la película, que se ha estrenado hoy en las salas francesas de la mano de ARP Sélection, es vendida internacionalmente por Celluloid Dreams.

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Cineuropa: ¿Qué te atrajo del relato corto El hombre semen, de Violette Aihaud (posiblemente escrito en 1919), en el cual te inspiraste para hacer La mujer que sabía leer?
Marine Francen: Sus temáticas, tanto su tratamiento del deseo femenino como lo que cuenta sobre la resistencia política, pero también su estilo de escritura superclaro y de una increíble intensidad poética. Otra cosa que también me gustaba es que no era una obra profusa que tendría que tallar para conservar solo lo esencial. Al contrario, el libro ofrecía únicamente un relato básico, insuficiente para trasponerse sin más a un guion. Así que comencé por un trabajo de investigación en profundidad para comprender el contexto histórico, esas resistencias ante el golpe de Estado de Luis Napoleón Bonaparte de diciembre de 1851. Hubo pequeños reductos de resistencia un poco por todas partes en Francia, un movimiento espontáneo de personas que querían defender la república y que arriesgaron sus vidas: asesinatos, disparos contra la multitud en las calles, arrestos y deportaciones. La resistencia que oponen las mujeres de la película, que quieren seguir siendo libres en su pueblo, sin sufrir la opresión del poder dominante ni la opresión masculina que podría haberse producido, la solidaridad que construyen entre ellas, el hecho de reinventar sus códigos vitales: es un activismo político sencillo, de personas que viven sus vidas y que encuentran soluciones entre ellas. Es una película muy política, aunque no se presente principalmente como tal. En mis investigaciones, también quería comprender cómo vivía la gente en la época para reconstruir ese clima, sin hacer por ello un film totalmente realista. Lo que me parecía hermoso era el poder poético del texto, lo que dice del deseo femenino, del aspecto mitológico de esta especie de apocalipsis y renacimiento que se describe en el texto.

Un pueblo en el que ya no hay hombres también implica una nueva y dura rutina de trabajo.
Ellas tienen que hacer el trabajo de los hombres, además del que ya hacían. El film cuenta esta primera etapa antes de la llegada de ese hombre: cómo subsistir solas, en una vida completamente autárquica, pero con todas las debilidades que ello implica, sobre todo en el trabajo en el campo para garantizar la supervivencia alimentaria del pueblo. Y más allá de eso, también hay una supervivencia psicológica que cada vez es más difícil: cómo afrontan el aislamiento del resto del mundo y sobre todo el no saber qué les ha pasado a los hombres y si volverán algún día. En vez de explicitarlo todo y contar la angustia que va creciendo en ellas a medida que pasan los meses, me pareció más interesante contar cómo se traduce esa angustia en el cuerpo de las mujeres.

¿Cuáles eran tus planteamientos visuales?
Una de las dificultades era la crónica campesina: hacer una película hermosa con mujeres hermosas y paisajes hermosos podía resultar un poco plano. Había que subvertir, con planteamientos muy rotundos, el aspecto un poco académico que podía tener el film. Junto a mi director de fotografía, Alain Duplantier, decidimos, para estar más cerca de los cuerpos y a falta de steadicam por razones de presupuesto, rodar con la cámara al hombro. Pero quería evitar que la cámara temblara, y nos dijimos que el formato cuadrado 4/3 nos permitiría grabar al hombro con menos sacudidas que en un formato alargado, así como sentirnos muy cerca de las mujeres y sus cuerpos. Hubo que diseñar planos que no eran estándares, lo cual nos obligó a ser creativos. Quería que se sintiera todo lo que viven estas mujeres a través de sus cuerpos: es una película con poco diálogo, estamos junto a ellas, en medio de atmósferas y situaciones. Eso llevó a una identidad visual que añade fuerza al film y a la presencia corpórea de sus mujeres.

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(Traducción del francés)

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