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Esteban Crespo • Director

"El guion es una guía, no es una ley"

por 

- Amar es el primer largo del madrileño Esteban Crespo. Hablamos con él de sus detalles

Esteban Crespo  • Director
(© Festival de Málaga)

Amar era el título de un cortometraje del madrileño Esteban Crespo y también el nombre de su primer largo, que participó en la edición número 20 del Festival de Málaga – Cine en español. Hablamos con él de sus detalles.

Cineuropa:  ¿Supuso una ayuda la nominación al Oscar obtenida en 2014 por tu cortometraje Aquél no era yo?
Esteban Crespo: Sí, ayudó a que hiciera Amar, porque aunque es una película sencilla, es una historia de desamor. Yo estaba trabajando en otro guion, llamé a un amigo para reescribir el de Amar, en ese momento me llamaron varias productoras y llegué a un acuerdo con Avalon P.C. Se levantó en poco tiempo: en una semana entró TVE y Netflix, y aunque iba a hacer otra película, surgió ésta por medio.

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Avalon cuida especialmente los films pequeños e independientes.
Sí, ellos tienen mucha experiencia en este tipo de cine y distribuyen a Xavier Dolan  y títulos como El hijo de Saúl [+lee también:
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y Langosta. Pero la relación entre director y productor es siempre compleja, no te voy a mentir, pero no puedo negar que la película está como yo quería, y eso hay que agradecerlo, aunque he luchado mucho. 

¿Por qué has rodado Amar [+lee también:
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en Valencia?
Porque otorgaron una subvención allí. A priori no era Valencia el sitio apropiado; esta película había que rodarla en el norte: los personajes quieren escapar, estan oprimidos, necesitan libertad, de sus familias y de lo social, lo quieren dejar todo, y tú de Valencia no te quieres ir... yo quiero vivir allí. Así que tuvimos que huir de lo verde y la luz: buscamos sitios feos e industriales, como el puerto de Sagunto, pero en esa lucha por camuflar hemos encontrado un look que le da algo especial a la película. Aparece el Palacio de las Cortes valenciano, pero no se identifica bien la ciudad: vemos tejados y calles que pueden ser de cualquier otra. Fue maravilloso el rodaje, la ciudad se volcó y los extras estaban muy entregados, no como en Madrid, que ya están cansados de rodajes. Fueron seis semanas viviendo en Valencia, pero estuvimos un mes ensayando previamente. Y resultó maravilloso trabajar con chavales, con su ilusión: esa energia te llega y te contagia su entusiasmo. 

La chica protagonista, María Pedraza, no había hecho nada de cine previamente: ¿esa inseguridad no será también contagiosa?
Claro, pero en mi búsqueda del casting tenía la premisa de encontrar actores que se parecieran a los personajes. Seguí a chavales jóvenes en instagram y la vi a ella: entonces le hice una prueba. María estaba familiarizada con las cámaras y, si hablas con ella, es como el personaje de Laura: me decía que había vivido lo mismo; entonces, a la hora de rodar, resultó fácil porque ella trabajaba con sus recuerdos, buscando lo que fue y sintió en el pasado. Y tiene don para transmitir: la cámara la quiere y la ilumina. Era inexperta, pero posee mucha verdad y energía.

Tú tienes 45 años, ¿cómo conectas con la sensibilidad de los chicos de 17, para que no te contamine tu propia experiencia vital?
Me sentiré satisfecho si el espectador, viendo Amar, rememora algun detalle o sensación de cuando estuvo enamorado. Si recuerda lo tonto que fue, las cosas horrorosas que hizo, pero a la vez qué suerte tuvo de vivir algo así: se enamoró como un loco, se entreguó a tope, lo gestionó mal, hizo el idiota... pero vivió eso, algo que probablemente nunca vuelva a pasarle. Y también me puse en manos de los chavales, hablaba con ellos: por ejemplo, escribí la escena de la pijama party y me parecía que me había pasado con los diálogos, pero hablando con ellos me dijeron que para nada, y también confié en el lenguaje que usan; para mí el guion es una guía, no es ley: ellos lo enriquecen y actualizan al adaptarlo. 

Sexualmente, hoy a esa edad están más sueltos que muchas personas de generaciones previas.
Eso ha cambiado muchísimo y hay más libertad: nosotros somos unos reprimidos comparados con ellos. Pero también buscan el amor, no sólo el sexo por el sexo: ahí está el personaje de Greta Fernández, que intenta ser hedonista, y el de María, que desea que funcione su relación.

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