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Lukas Valenta Rinner • Director

"En el mejor de los casos, las situaciones graciosas son también las más aterradoras"

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- Entrevistamos al director de origen austríaco y radicado en Argentina Lukas Valenta Rinner, cuya última película, Los decentes, es otra desconcertante sátira sobre las convenciones sociales

Lukas Valenta Rinner  • Director

El director de origen austríaco y radicado en Argentina Lukas Valenta Rinner ha vuelto una vez más al país sudamericano para rodar otra sátira franca y desconcertante sobre las convenciones sociales: Los decentes [+lee también:
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, que se ha estrenado mundialmente en Sarajevo y que ahora se proyecta en el 41er Festival Internacional de Cine de Toronto. Hemos hablado con el cineasta sobre la película.

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Cineuropa: La película es una coproducción poco habitual: Austria, Argentina y Corea del Sur. ¿Cómo surgió este proyecto?
Lukas Valenta Rinner: Hace alrededor de un año fui contactado por el Festival de Jeonju; unos meses antes, mi primer largo, Parabellum [+lee también:
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, había recibido el premio especial del jurado en la competición de la muestra. Así es como comenzó la cooperación con Corea del Sur. Justo antes de conocer el Jeonju Cinema Project, había visitado un club de swingers nudistas en Buenos Aires durante la búsqueda de localizaciones de rodaje. El marco temporal era todo un desafío, porque el plazo para presentar el primer montaje al Festival de Jeonju 2016 era muy reducido, terminaba en abril. Más tarde conseguimos financiación adicional del Austrian Arts Fund y la provincia de Salzburgo, que habían cofinanciado mi anterior película, y de la Universidad del Cine de Argentina, que proveyó equipo técnico en tanto que coproductor.

La historia recorre el mismo camino sociopático que comenzaste a trazar en Parabellum. ¿Cuál es la idea que ha inspirado la película?
La provincia de Buenos Aires es un lugar peculiar, con diferencias significativas de estatus y clase. De un lado, hay comunidades "exclusivas", que están aisladas y protegidas por agentes de seguridad, y del otro, hay pobreza, paro, salarios bajos y desesperación. Quería subrayar estos espacios opuestos. Y la inspiración —como en el caso de Parabellum— me vino de la vida real. Había amenazas de la comunidad "decente", conservadora y cerrada contra los propietarios y visitantes del club nudista. Al abordar estas tensiones de clase, trataba de examinar la violencia estructural, que puede parecer sutil pero que, en mi opinión, es inherente a la sociedad argentina actual. 

La trama llega a su fin de una manera un tanto abrupta. ¿Esto fue una decisión narrativa deliberada?
Sí, por supuesto. Queríamos crear un final que pudiera ser catártico para los personajes y el espectador. A lo largo de la película, el espectador siente mucha tensión contenida, lo cual le lleva progresivamente a un ansia de alivio, pues algunas escenas son muy incómodas. Y eso —por muy perturbadores que sean los acontecimientos de la trama— se resuelve en un momento cómico. Quería poner al espectador en un dilema moral. 

Has decidido que tus personajes sean muy poco sentimentales, que estén desprovistos de emociones. ¿Por qué?
Para mí, mis personajes son en realidad muy emocionales y sentimentales. Tienes razón: los momentos que decido mostrar en mis películas no exponen esta vulnerabilidad de una manera tan evidente. Supongo que mis escenas comienzan en el punto en que otros directores cortarían. Me gusta mostrar "momentos intermedios", centrándome más en los silencios, las penas sutiles y los momentos incómodos. Sin embargo, bajo la superficie todavía hay caudales desatados de emotividad.

Hay algo en común entre estos personajes sin emociones y tu estilo estoico, que resulta muy estático, sereno y visualmente potente. ¿Cómo has trabajado en esto?
Mi director de fotografía, Roman Kasseroller, y yo hemos puesto mucho énfasis en conectar a los personajes con el espacio que les rodea. En esta película, trabajamos mucho con el contraste entre los espacios elegantes, simétricos y limpios de la comunidad cerrada y el parque, verde y lleno de vida, con sus antiguas salas y piscinas. Así que cuidamos y pensamos mucho las localizaciones, su atmósfera y en qué se iba a traducir eso al llevarlo a la pantalla.

Tienes una manera muy interesante de mezclar el sarcasmo con historias desoladoras. ¿Cuál dirías que es tu mayor influencia en este aspecto?
Normalmente empiezo mis películas con un planteamiento de documental. Me inspiran situaciones tomadas de la vida real, situaciones que nos pasan a mis coguionistas y a mí durante el proceso de escritura, que a veces son extrañas o terribles, y a veces divertidas, y que luego se hacen un hueco en el guión. Lo demás sucede durante el rodaje de manera natural, con una mezcla de actores profesionales y no profesionales. Este hecho, unido a las situaciones incómodas en las que ponemos a nuestros actores, dan lugar a momentos graciosos de un modo bastante natural. Y, en el mejor de los casos, las situaciones graciosas son también las más aterradoras.

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(Traducción del inglés)

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