24/03/2016 - German Films se citó con el director alemán Lars Kraume para presentar un retrato del director y su carrera: pasado, presente y futuro

Fue culpa de su padre: “Es un cinéfilo y me llevó al cine a ver toda clase de películas desde muy pronto”, recuerda Lars Kraume. Nació cerca de Turín, Italia, en 1973, creció en Hesse, no lejos de Frankfurt, y enseguida desarrolló por sí mismo una gran pasión por la fotografía. Empezó a sacar fotos a los doce años, y tan solo con quince, cogió la video-cámara Bolex de triple objetivo de su padre (un diseñador gráfico comercial): “Poco a poco, pero seguro, apareció la audaz idea de que quizá podría hacer películas también”.

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Cuando estaba todavía en secundaria y después de su graduación -al completar su alternativa al servicio militar- trabajó como asistente de conocidos fotógrafos; después de su satisfactoria petición para ingresar en la Academia Alemania de Cine y Televisión (DFFB) de Berlín se mudó a la capital en 1994, donde vive todavía hoy en día. Admite abiertamente que tuvo falta de confianza al comienzo de su carrera de dirección. Pero Kraume me contó a mí que Florian Lukas, quien ya era un experimentado actor en aquella época, con quien hizo dos premiados cortos en la DFFB, le devolvió la confianza en sí mismo: “Florian decía que trabajar conmigo era inmensamente divertido, ¡así que pensé que quizá no estaba completamente fuera de sitio como director!”.

Kraume es considerado casi un camaleón porque no se le puede encasillar en un género o estilo. El flexible director ha hecho, entre otras cosas, una sátira animada comercial (Viktor Vogel-Commercial Man), una visión apocalíptica del futuro (Days to Come [+lee también:
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ficha de la película]), un alegre drama sobre la muerte (My Sisters [+lee también:
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ficha de la película]), y un thriller político de atmósfera inquietante (El caso Fritz Bauer [+lee también:
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entrevista: Lars Kraume
ficha de la película] ).

“La razón por la que mis películas son tan diferentes es que intento embarcarme en la mayor aventura posible cada vez”, explica Kraume. “Mis más importantes modelos a seguir han sido siempre directores capaces de cambiar, como John Huston, donde siempre tienes la sensación de que cada película es una nueva y excitante aventura. Si no hubiera nuevos retos para mí, nunca podría reunir la energía para enfrentarme a un tema tan intenso como es la producción cinematográfica.”

Sin embargo, hay algo parecido a una amenaza que recorre su trabajo: el núcleo familiar a menudo juega un papel decisivo. “Las relaciones entre hermanos, la familia como lugar de retirada y campo de batalla; todo eso está cerca de mi corazón”, explica Kraume.

Una segunda constante en la obra de Kraume es el debate político: “Creo películas porque estoy preocupado sobre lo que pasa en mi país y nuestra esfera cultural”. Sus largometrajes Good Morning, Mr. Grothe y Days to Come ambos responden a aspectos políticos en Alemania.

Hay también un ímpetu político detrás de la película más exitosa de Kraume hasta ahora, El caso Fritz Bauer. Habla sobre el Fiscal General del Estado de Hesse, quien lucha contra la férrea oposición de localizar a los criminales nazis y llevarlos a los tribunales a finales de los años 50. “Fritz Bauer era un héroe de verdad, uno de los pocos que había en Alemania”, afirma Kraume. El excitante drama político tuvo su estreno mundial en el festival de Locarno, donde también ganó el deseado premio de la audiencia.

También se mostró encantado después de la invitación a Locarno, porque siempre había querido que el estreno mundial de esta específica historia alemana tuviera lugar en el extranjero: “Hicimos esta película para una audiencia internacional, porque creemos que Fritz Bauer puede inspirar a la gente de todo el mundo. Su coraje y su terca determinación son un maravilloso ánimo para todo el que está en contra de la injusticia”.

Y por eso Kraume está muy contento de que El caso Fritz Bauer se haya vendido en más de 20 países por el momento. “Pienso que es una pena que habitualmente las películas alemanas solo tienen éxito en el extranjero cuando se enfrentan a la historia alemana”, dice. “¡Pero definitivamente, no dejaré que eso me limite a películas históricas!”. Así que, ¿preparado para nuevos retos? “Sí”, dice Kraume, riéndose. “Me estoy preguntando qué historias puedo filmar en inglés”.

Tiene todavía un sueño sin cumplir: “Un día, me encantaría hacer una película que atraiga a una gran audiencia”, confiesa. Kraume lamenta el hecho de que algunos intelectuales alemanes se dejen caer ante productores que intentan alcanzar la mayor audiencia posible. “Porque seguramente, esa es la fuerza inicial del cine: ¡El hecho de que nos posibilita experimentar fuertes emociones juntos, en un gran grupo!”.

(Traducción del inglés)