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Paco León • Director

"Me inspira la realidad que me rodea"

por 

- Kiki, el amor se hace es la tercera película de Paco León, un cineasta que se tira de cabeza en cada proyecto, sea personal o de encargo, como en este caso: el remake de un film australiano

Paco León  • Director

El infatigable show man, guionista y productor Paco León (Sevilla, 1974) estrena su tercera película como director tras Carmina o revienta [+lee también:
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 es un encargo de la productora Vértigo Films para adaptar el film australiano The little Death: Paco lo ha hecho muy suyo.

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Cineuropa: Tu nueva película acaba en una de las fiestas madrileñas más castizas: la verbena de la Paloma. ¿Rodasteis en la real o recreasteis ese momento?
Paco León: Está rodado en los mismos días y al lado de la fiesta, aunque un poco tarde, cuando ya no había tanta gente: sólo quedaban los contratados. Nos instalamos en el vecino parque de la cornisa, porque había que mantener ese espíritu, pues filmar en plena verbena era imposible, porque no teníamos control y aquél era un lugar perfecto para hacer un plató: llevamos caravanas, figuración, grupo electrógeno, peluquería… para crear nuestra propia verbena de la Paloma y que la gente viniera vestida de castiza, bebida, comida y de fiesta. Me peleé con producción para que ese final fuera una fiesta de verdad: no me creo en el cine las fiestas ficticias, y cuando la gente está relajada, se ve en pantalla.

Cuando visité el rodaje, me dijiste que usas la improvisación también en esta película, como en la saga Carmina.
El guión está escrito, aunque los actores no lo tienen. Yo se lo voy contando y transmitido oralmente se fija la intención y lo que quieres conseguir del otro. Así siempre hay algo móvil y permite que pasen cosas y se mejoren otras: se van buscando matices, con más margen de improvisación. De este modo se evita la mecanización, sobre todo de la escucha porque, cuando un actor se sabe el texto y está esperando a que le den pie, no escucha, porque ya conoce la réplica: cuando uno no sabe lo que le van a responder, sucede algo más natural. Y los ritmos de escucha no se falsean. Noto mucho el ritmo cuando un texto es aprendido: tiene una comba de telenovela que no me agrada. También me gusta trabajar con actores no profesionales, como el personaje de la criada: tiene un misterio que me encanta, esa cosa robótica de los orientales, y no sabes si es buena o tonta.  

¿En qué difiere tu película de la original australiana?
El personaje de Natalia de Molina, en la versión australiana, quería que la violasen y a mí me pareció eso delicado; entonces buscamos una filia que se pareciera: el atraco con violencia. La historia del triángulo amoroso en la que yo actúo no tiene ninguna filia concreta, sino que va pasando por prácticas sexuales buscando cosas: el "poli amor" no es una filia, pero sí un concepto sexual. Investigando descubrimos miles de filias, muy interesantes todas: hay para hacer muchas Kikis

¿Por qué ese título?
Echar un kiki viene del inglés "quickly". También existe el nombre francés Kiki y otro africano; y es un concepto inglés que se refiere a un tipo de fiesta: una canción muy famosa de Scissor Sisters se titula Let´s have a kiki: vamos a hacer una fiesta. Así que el kiki daba para todo eso: el eufemismo infantil de echar un kiki también tiene la cosa festiva e internacional.

¿Qué películas calentorras te han inspirado? Viéndola, recordé la escena escatológica de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, de Pedro Almodóvar.
Sí, aquélla es una de las pocas lluvias doradas que se han visto en el cine. Yo no tengo referentes, aunque luego salen porque son el cine que he visto y me gusta. Me inspira más la realidad y la fotografía o la música. Me inspiro en cosas que he vivido o me han contado, de diálogos que escucho en el metro, el autobús o por la calle. Y sin ser aficionado al porno, prefiero el de los setenta, con los pelos largos, el pajar y el trigo, todo natural, más que la cosa de la uña, la perla y el tacón… todo eso me parece cateto, como de sex shop de barrio, cutre y choni. Creo que Kiki, el amor se hace debía tener un rollo más moderno, juvenil y natural.

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