09/05/2014 - Karine de Villers y Mario Brenta acaban de dirigir Corps à corps, un film sobre el proceso creativo del nuevo espectáculo de Pippo Delbono

Karine de Villers y Mario Brenta acaban de dirigir Corps à corps, un film sobre el proceso creativo del nuevo espectáculo de Pippo Delbono, intitulado Orchidée. Pippo Delbono, director y actor de teatro, se rodea de personas con problemas, actores de sus propias vidas más que personajes encarnando un papel. La muerte, la cólera y la locura son sus temas preferidos.

Cinergie: Para realizar esta película, ¿cuánto tiempo convivieron con Pippo y su compañía?
Mario Brenta: Cinco semanas de rodaje muy intensas... casi una vida a puerta cerrada, una sala de teatro, una suerte de microcosmos. Al ver su película, se tiene la impresión de que todo el mundo residía ahí mismo en el teatro.
Karine de Villers: La impresión directa que teníamos era la de una ocupación… entre el campamento, el dormitorio, el comedor y el cuarto privado de Pippo. Todos los espacios estaban ocupados y sin fronteras. Pasábamos de manera natural de la escena a las gradas o a los bastidores.

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¿De noche o de día?
K.d.V.: Los horarios eran muy elásticos, pero, en general, nos dábamos cita a las 15 horas y regresábamos a las 3 de la mañana. El verdadero trabajo empezaba hacia las 7 de la noche. Antes de esa hora, había lecturas, propuestas y tiempos de espera.
M.B.: …largas esperas, después el proceso de creación comenzaba, y era una sucesión de improvisaciones. En el momento que Karine y yo llegamos allá, existía una gran reserva... aunque Pippo nos había introducido con sus actores… Se hacían preguntas. Pero muy rápido, hubo un buen ambiente porque no éramos un estorbo. No éramos más que dos con una cámara. Nunca usamos un soporte para evitar quedarnos en el mismo lugar, ni luces extras. Éramos muy discretos.
K.d.V.: El hecho de estar ahí y compartir momentos de vida con ellos, eso nos ayudó mucho y a ellos también… Esto suscitaba de su parte una gran concentración. Eran conscientes de que estaban siendo filmados y una película no es algo efímero, es algo que resiste al tiempo.

¿Cómo tuvieron la idea de realizar un filme sobre el trabajo de Pippo Delbono ?
M.B.: La idea llegó después de un encuentro con Pippo. Habíamos ido a ver Barboni, uno de sus espectáculos, en Venecia. Después, fuimos a beber una copa. Tenía ganas de que filmáramos Barboni puesto que ocurría en exterior. Yo encontraba más interesante mostrar cómo elabora un espectáculo, entonces le pregunté si tenía un nuevo proyecto. Respondió: “Tengo un contrato para un espectáculo del cual sólo tengo el título, Orchidées. No tengo el texto y aún no sé qué voy a contar.” Eso nos interesaba, pues nos permitiría aprovechar todas las posibilidades del lenguaje cinematográfico... con todo su potencial. Y un documental, todavía más cuando no hay texto previo, se presta a eso más que una ficción.

C.: ¿Las escenas que vemos son escenas ensayadas o una improvisación que no existe más que una sola vez?
M.B.: No es más que una vez. Es posible que alguna cosa se repita, cuando Pippo hace collages a partir de diferentes propuestas para crear el entramado de la narrativa, pero no existen ensayos como tal, de los que se ven en un teatro clásico. Son momentos fugaces que hay que agarrar al pasar, sin saber cómo eso se desarrollará.
K.d.V.: Lo peculiar es la falta de decorado… No hay puntos de referencia en el espacio. El cuerpo es el que se convierte en el espacio. El cuerpo se vuelve un lenguaje.

Leer el resto de la entrevista en Cinergie. 

(Traducción del francés)