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Liv Ullmann • Directora

“Strindberg es un narrador increíble con una enorme influencia”

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- Tras llevar al cine el clásico de August Strindberg La señorita Julia, la noruega Liv Ullmann se embarca en otra adaptación: la película Private Confessions para el teatro

Liv Ullmann  • Directora
Liv Ullmann en el set de Miss Julie (© Helen Sloan)

La actriz noruega Liv Ullmann siempre ha querido llevar al cine la obra de Henrik Ibsen “Una casa de muñecas: “Interpreté a Nora (la protagonista) en dos ocasiones en sendas obras teatrales en Noruega, una vez para la radio y otra vez en Broadway. Se convirtió en parte de mí. Entiendo perfectamente lo que le sucede”, explica.

14 años de su última película como directora, la celebrada Faithless, Ullmann vuelve a ponerse detrás de la cámara con un clásico de la literatura, pero no noruego, sino sueco: la obra Miss Julie [+lee también:
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, escrita en 1888 por August Strindberg, rodada en inglés con Jessica Chastain, Colin Farrell y Samantha Morton y presentada en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Toronto

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Ullmann, nacida en Tokio de padres noruegos, saltó a la fama en los años 60 gracias a su colaboración con el legendario cineasta sueco Ingmar Bergman. Tras cinco años de matrimonio, en los cuales tuvieron una hija, Linn, siguieron siendo amigos hasta la muerte de Bergman en 2007. Su estrecha relación ha sido relatada por el documental Liv & Ingmar [+lee también:
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(2012), de Dheeraj Akolkar

Candidata en dos ocasiones al Oscar a la mejor actriz, ha repartido su trabajo entre el cine y el teatro, tanto en Noruega como fuera de ella. El año pasado llevó a escena Tío Vanya, de Anton Chekhov, en Oslo, y en 2012 actuó en el thriller dramático Two Lives [+lee también:
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, de Georg Maas.

Cineuropa: ¿Cómo surgió la idea de llevar al cine a Strindberg?
Liv Ullmann: Siempre me he concentrado en Ibsen, pero Strindberg también ha estado en mi mente. Es un narrador increíble, tremendamente importante, con una enorme influencia. Cuando dirigí a Williams, me di cuenta de lo mucho que había sido influido por Strindberg. Una vez actué en Nueva York en Anna Christie, de Eugene O’Neill, que cuando recibió el Premio Nobel dijo que lo compartiría con él.

Entonces, hace tres años, mis productores ingleses me preguntaron si me interesaría dirigir una película sobre una mujer fatal. Como no sé mucho sobre las mujeres fatales, dije que podía hacer La señorita Julia y les pareció bien. No habría rodado una adaptación en inglés en Suecia, donde normalmente hablan sueco, ni en el Reino Unido, así que optamos por Irlanda, ya que los irlandeses son más parecidos a los escandinavos.

¿Has actualizado la historia?
En absoluto. Encontramos el maravilloso castillo Coole en la localidad irlandesa de Fermanagh, que ha dado mucho a la película, y aquí es donde conocemos a la señorita Julia, Jean y Christine, tres personas que intentan conseguir algo de manera distinta durante una noche de verano. He reescrito algunos diálogos y he intentado profundizar en los personajes, de manera que la señorita Julia de Chastain no es sólo una jovencita mimada, dulce y adorable de clase alta, sino que juega con el poder y emana frialdad, aunque detrás de esta fachada se esconde una gran incertidumbre.

La historia es sobre lo que ocurre entre los hombres y las mujeres, los ricos y los pobres, las antiguas y las nuevas generaciones. La lucha de clases la seguimos teniendo hoy día, ya que unos pocos privilegiados tienen todo y la mayoría de la gente no tiene nada. Jean quiere ser algo que no puede ser por nacimiento. Lo más probable es que no lo consiga, pero nunca ceja en su empeño. Christine es feliz. Está orgullosa de su clase y de sus decisiones. La señorita Julia no siente que se la oiga o vea, ¿qué puede hacer? Baja a la cocina, intenta crear sentimientos que no existen, hasta que se aleja por completo. 

¿Tiene planeado hacer más películas?
He dicho con anterioridad que La señorita Julia sería mi última película, pero últimamente he pensado mucho en la novela que ha escrito mi hija Linn, Grace, sobre morir con dignidad. Hacerla sería una manera adecuada de cerrar mi carrera, aunque no debería hablar de ello, ya que no hemos hablado sobre esa posibilidad. Sin embargo, mi siguiente empeño será otra adaptación, en este caso del cine al teatro, de mi película Private Confessions, de 1996. En primer lugar me lo pidió el teatro nacional itinerante de Noruega, Riksteatret, pero cuando el Nationaltheatret de Oslo oyó la idea quiso entrar a formar parte, así que será una producción de ambas.

Private Confessions, cuyo guión, obra de Bergman, gira en torno a la complicada relación de sus padres, fue protagonizada por Samuel Fröler, Pernilla August, Max von Sydow y Anita Björk. Fue concebida como una miniserire de dos capítulos y fue emitida por la televisión pública sueca, SVT, en 1996. “Una película como Private Confessions hace que casi todas las películas sobre el amor parezcan películas sobre fontanería”, dijo el célebre crítico estadounidense Roger Ebert en su crítica de 1999.

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(Traducción del inglés)

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