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Fernand Melgar • Director

“Mis películas son un cuestionamiento existencial al que me intento adscribir”

por 

- Cineuropa ha hablado con el director suizo Fernand Melgar, que vuelve a Locarno para iluminar otra vez a través de su cámara a las gentes en la sombra

Fernand Melgar  • Director

Fernand Melgar vuelve al Festival de Locarno tras una ausencia de tres años. Un esperado retorno que no ha defraudado a todos aquellos que esperaban que sus películas no hubiesen perdido nada de su poder y candor. The Shelter [+lee también:
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, en competición por el Leopardo de Oro, habla otra vez (tras The Fortress y Special Flight [+lee también:
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) sobre inmigrantes, marginados, esa gente que, como fantasmas, se pasean a través de nuestras ciudades. Fernand Melgar da voz a todos aquellos que quieren gritar pero que no pueden hacerlo, y lo hace con una conciencia y una empatía que hace únicas a sus películas. 

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Cineuropa: ¿Por qué ha elegido el cine como medio para expresarse?
Fernand Melgar: Nunca me he preguntado por qué hago películas. Alguien me dijo una vez: es raro, tus películas me recuerdan al arte folclórico. Y en efecto estaba en lo cierto. El arte folclórico es arte creado por gente que no tiene formación académica, que nunca han estudiado arte: gente que crea casi instintivamente, y mis películas son precisamente eso, instintivas. Nunca he estudiado cine y al principio me sentía realmente como un impostor. Nunca me he preguntado sobre cuestiones estéticas porque para mí siempre es de algún modo obvio y urgente. Lo que es diferente en esta película comparada con mis anteriores es que puedes percibir realmente mi punto de vista, mi manera de mirar a las personas. Mis películas son un cuestionamiento existencial al que me intento adscribir. Mi punto de vista nunca ensimismado.

En The Shelter los personajes son muy naturales. ¿Alguna vez causó problemas la presencia de la cámara?
No tengo mucho dinero para hacer mis películas pero tengo algo que vale su peso en oro, tiempo y paciencia. Generalmente antes de rodar una película intento acercarme a la gente involucrada, despacio y amablemente. Seis meses de búsqueda de localizaciones, reuniones y debates han sido necesarios para hacer esta cinta. Eso tenía todo el objetivo de entender realmente y profundamente la situación y sobre todo compartir la experiencia humana. Desde ahí, una vez que has establecido la confianza, el rodaje puede empezar. Con mis películas intento ralentizar el flujo de imágenes que nos invade de manera habitual, intento crear un espacio para la reflexión. Estas imágenes que están supuestamente ahí para crear información, esencialmente nos hacen olvidar, están en el proceso de borrar nuestras memorias. Para mí el cine es siempre sobre la memoria.

Desde el momento en que consigo establecer una relación de confianza sé si una persona está en el proceso de interpretación o no, conozco sus reacciones, sus hábitos, sé cuándo es necesario dar un paso adelante o un paso atrás, sé cómo encontrar la correcta distancia. 

¿Cómo resultó ser la fase de edición?
Tuve la suerte de trabajar con una persona increíble: Karine Sudan, una fantástica editora de documentales (The Blocher Experiment [+lee también:
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). Para esta película tuve sobre 180 horas de grabaciones, y trabajamos en ellas cada día durante 8 meses. Lo más difícil fue que en gran parte del metraje no entendía lo que decía la gente, así que tuvimos que traducir, y fue un trabajo inmenso. Ahí descubrimos muchas cosas, fue como una segunda grabación. Mientras rodaba intentaba no escuchar con mi cabeza sino con mi corazón, dejarme llevar.

¿Cómo te colocarías a ti mismo en el panorama del cine suizo, y del documental en particular? 
Realmente siento que pertenezco a la familia del cine suizo. Este país tiene un aspecto realmente definitorio, único en el mundo: ninguna película se parece a la otra. Tiene una increíble riqueza de cine (y, en particular, de documentales) para ser un país tan pequeño. No hay una escuela, ni una manera de hacer cine. El cine suizo esencialmente encarna este país: abundancia de riqueza, de diferentes puntos de vista y culturas. La razón por la cual me siento tan unido a este país es que es único en su especie: hay un artículo en la constitución suiza (artículo 71) dedicado al cine, y dice que Suiza debe promover, defender y preservar el cine. El cine forma parte de la esencia de este país.

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(Traducción del francés)

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