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Sabine Boss • Directora

“Caí perdidamente enamorada del protagonista”

por 

- Charlamos con la directora de la gran triunfadora de los últimos premios del cine suizo: I Am The Keeper.

Sabine Boss  • Directora

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(Der Goalie bin ig), una comedia en la que predominan los claroscuros y una atmósfera deliciosamente helvética. La directora suiza presenta el complicado día a día de su antihéroe, "el Goalie", después de haber pasado un año en la cárcel. Los prejuicios, la cerrazón y el conservadurismo de su país natal no facilitarán su búsqueda de una felicidad que podríamos llegar a definir como utópica. Sabine Boss sorprende, en efecto, con esta obra tan claustrofóbica como esperanzadora, riquísima en matices, y digna de los méritos reconocidos en los últimos premios del cine suizo.

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Cineuropa: ¿Cómo surgió la idea de llevar al cine el libro Der Goalie bin ig, de Pedro Lenz? ¿Qué le atrajo especialmente de esta novela?

Sabine Boss: Leí la novela del tirón en una noche. Me hizo reír y llorar a la vez. Caí perdidamente enamorada del personaje del Goalie. Al día siguiente, mi productor, Michael Steiger, me llamó para preguntarme si me apetecía hacer una película sobre ella. ¡Y tanto que me apetecía!

¿Qué significaba para usted presentar un contexto tan concreto (la Suiza germanófona de los años 80)? ¿Se apoyó en sus propios recuerdos sobre aquel periodo para recrear visualmente una atmósfera determinada?

Por supuesto, todo el mundo vuelca sus propios recuerdos en la puesta en escena. Como no teníamos casi dinero, tratamos de localizar aquellas calles con casas que no habían sido renovadas. Lo primero que había que hacer era vaciar las calles de coches y carteles. Haciendo esto, ya estábamos mucho más cerca de lo que fueron aquellos años 80.

¿Es Schummertal una alegoría de Suiza, de sus obsesiones (rigor, limpieza, cortesía, deporte como metáfora de una cierta “salud” del cuerpo y del alma, etc.)? ¿Tenía importancia para usted, en este contexto específico, la cuestión de la marginalidad?

Schummerthal es el campo. En el fondo, sí representa Suiza. Yo crecí en una localidad de 15.000 habitantes. Suiza no tiene grandes ciudades. El hecho de que todo el mundo se conozca y todo el mundo te mire y se pregunte por ti si eres mínimamente "diferente" o fuera de lo común ha marcado nuestra generación, la de los años 80 y principios de los 90.

La música tiene un papel muy importante en su película. ¿Cómo abordó este aspecto del film?

Conozco a Peter von Siebenthal desde mi primera película, en la Zürcher Hochschule, y sabía que él era el compositor perfecto para esta obra.

¿Qué puede decirnos del hecho de que tanto la película como el libro de Pedro Lenz se hicieran en el alemán de Suiza? ¿No temía usted que esta especificidad, la sutilidad de cierto uso del idioma, resultase difícilmente comprensible más allá de las fronteras helvéticas, donde la riqueza de la película se resentiría?

Por desgracia, estamos acostumbrados a que las películas de ficción suizas no llamen mucho la atención en el extranjero. Una vez asumido esto, decidí hacer una película radical, también en lo que se refiere a la elección lingüística, como puede ocurrir en las producciones escandinavas. Con todo, espero, por supuesto, que la universalidad del protagonista le permita llegar a los festivales internacionales, puesto que, en el fondo, I Am the Keeper es una película universal. 

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