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Christian Frei • Director

“Todas mis películas son de alguna manera un viaje”

por 

- Christian Frei nos invita en su documental Sleepless in New York a aventurarnos a la búsqueda de ese sentimiento llamado amor.

Christian Frei • Director

Tras habernos hecho viajar a galaxias lejanas en (Space Tourists [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
), Christian Frei en esta ocasión nos invita a aventurarnos en los más profundo de nosotros mismos en el documental Sleepless in New York [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Christian Frei
ficha de la película
]
, en busca de ese sentimiento tan difícil de aferrar llamado amor. A través de los aspectos más íntimos de tres corazones rotos y las sorprendentes ideas de la doctora Helen Fisher (antropóloga célebre en todo el mundo por sus investigaciones sobre las penas de amor), el director suizo nos hace reflexionar sobre nosotros mismos, nuestras dependencias y nuestra fragilidad.

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Cineuropa: ¿Qué te ha llevado a indagar en este profundo dolor que es un corazón roto? ¿Qué te interesa tanto de este tema?

Christian Frei: ¡El amor es lo mejor de la vida! Pero a veces no te das cuenta hasta que ya no lo tienes. Hace unos años, unos problemas en mi vida privada me llevaron al punto en el que quedó totalmente claro el poder y la dimensión del amor. En ese mismo periodo, encontré un artículo sobre una investigación de Helen Fisher en torno al mal de amores. Es una antropóloga biológica y sin duda la persona más autorizada en materia amorosa. Ha escrito cinco libros sobre el amor y además es la primera científica que ha realizado encefalogramas de hombres y mujeres que han sufrido desengaños amorosos. Ha conseguido probar, por primera vez, que el desengaño amoroso provoca dependencia. Y pensé: si es posible que gente aquejada de mal de amores se haga un encefalograma, para ver lo que este dolor hace exactamente al cerebro, entonces sería posible retratar su intenso poder de adicción en un documental. De verdad, como nunca antes de había hecho. Los puntos más bajos, los deseos más intensos, la desesperación y la soledad, aunque también la pasión más salvaje.

¿Por qué elegiste Nueva York?

Nueva York está repleta de gente sin pareja, así que era un taller perfecto. La gente es más extrovertida por regla general en comparación con Europa. Y se necesita una cierta extroversión en muchas facetas de la vida para participar en un documental como éste. Imagínate, acaban de dejarte y, justo en este momento de crisis, llega Christian Frei y te pide que le dejes que te grabe para el cine en medio de tu gran dolor. Me sorprendió encontrar a tres magníficos protagonistas que se han prestado a participar.

¿Cómo encontraste la gente que ha participado en el documental?

Pusimos flyers en los gimnasios y trabajamos mucho en las redes sociales y en internet. Así es como encontramos a los aquejados de mal de amores. Podían pedir participar y podían hacer un diario en nuestra web "Lovelorn in New York", un diálogo consigo mismos. Los llamamos “blog de sentimientos”. Se trataba de escribir todo lo que les pasase. ¡Escribir les ayudó mucho! En cuanto a mi, aprendí mucho sobre las dinámicas de los problemas de amor. De una docena de participantes elegí a mis tres protagonistas.

En Sleepless in New York has tomado una dirección distinta con respecto a tus anteriores documentales...

Sleepless in New York es el documental más importante que nunca haya hecho. Porque el tema del amor es tan importante en las vidas de la gente de todo el mundo. Es tan poderoso y desde luego todo un reto en cuanto a la narración y la dramaturgia. Tras el éxito de War Photographer y Space Tourists, tras hacerme una reputación por encontrar mis temas de los lugares más inaccesibles y peligrosos, quería tomar otra dirección. Todas mis películas son viajes. Este en un viaje hacia el mundo interior de aquellos que tienen el corazón roto, en el misterio de la cosa más importante de la vida... ¡el amor! Es una película para los que están enamorados, no tienen el amor en sus vidas o lo están buscando.

Desde el punto de vista artístico, ¿cómo te acercaste al tema?

El director de fotografía Peter Indergand y yo trabajamos durante meses en cómo representar este tema tan íntimo de una manera visualmente efectiva y atractiva. Queríamos hacer una película impresionante. Una de nuestras soluciones fue desarrollar un espejo esférico que usamos para rodar en el metro de Nueva York. El uso de la cámara obligó a Indergand a rodar muchas escenas solo con los protagonistas: tan sólo la cámara y la persona. Esto nos permitió alcanzar un gran nivel de autenticidad e intimidad. Además, la música también tiene un papel muy importante. Crea el opresivo ambiente del deseo del que los protagonistas se liberan gradualmente a lo largo de la película. ¡Como si volviesen a nacer!

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