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Benedikt Erlingsson • Director

"Trabajé de niño en el campo; esta película era mi terapia contra ese shock"

por 

- El histriónico director islandés, invitado al Bari, habla de su meritoria ópera prima, De caballos y hombres: una comedia de humor negro sobre la relación entre el hombre y el caballo

Benedikt Erlingsson  • Director

Candidata por Islandia al Oscar en 2014 y ganadora de seis premios del cine islandés (los Edda, incluidos los de mejor película y mejor director) y de muchos otros reconocimientos internacionales, la primera película de Benedikt ErlingssonDe caballos y hombres [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Benedikt Erlingsson
ficha de la película
]
, llamó la atención del público del Bif&st – Bari International Film Festival, donde nos reunimos con su director.

Cineuropa: El paisaje es un elemento dramatúrgico esencial en su película. ¿Qué relación tiene usted con el campo?
Benedikt Erlingsson:
 Nací y crecí en Reikiavik pero de niño me mandaban a trabajar al campo. Es algo bastante común en Islandia: los adolescentes aprenden de esta manera a trabajar la tierra con sus manos. La primera vez tenía 12 años. La persona que me mandó dijo a los agricultores que iban a acogerme que tenía 14 y que era fuerte, aunque realmente yo era pequeño y grácil. Cuando me vieron, leí en sus ojos que aquél iba a ser un largo verano. Pasé en el campo tres veranos seguidos trabajando la tierra. El primero fue todo un shock. Digamos que esta película, para mí, es como un proceso de curación de ese shock.

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Durante muchos años trabajó como actor. ¿Cómo fue el paso a la dirección?
Provengo de una familia de narradores y Dario Fo, con quien mi madre estudió en París, es mi fuente de inspiración. En Islandia, hay una fuerte tradición oral y Fo encaja bien en esa tradición. Su energía a la hora de contar historias me inspiró. También hay todo un filón literario islandés a partir de 1200 que nos caracteriza profundamente y que me sirvió a la hora de escribir el guion y dotarlo de dimensiones. Más que actor o director, yo diría que soy un narrador como lo somos todos.

La cinta alterna momentos grotescos con otros más dramáticos. ¿Qué género ha querido que diera el tono del film?
El tono no lo buscamos conscientemente; alguno habló de humor negro, lo que en inglés se llama understatement, que es el modo en que nosotros, los islandeses, representamos nuestro país. Quería contar varias historias interconectadas, manteniendo las distancias con los personajes. No hay identificación: el espectador permanece a cierta distancia para tener una visión de conjunto. Otras fuentes de inspiración han sido Pasolini con su Decameron y Los cuentos de Canterbury, donde personajes de muy diverso tipo se reúnen en torno a un solo tema.

La película presenta un microcosmos sugerente y a la vez cruel en el que destacan las figuras femeninas. ¿Así sucede en su país?
La base principal del film es la coexistencia entre el homo sapiens y el caballo. No me interesaba reflejar un microcosmos cultural, sino la naturaleza humana. Cuanto más tiempo pasan las personas en un espacio grande, a distancia las unas de las otras, más quieren saber de los demás. En las grandes ciudades sucede lo contrario: los espacios están repletos de gente pero hay soledad. La figura femenina es propia de mi cultura, las mujeres son fuertes, es una sociedad casi matriarcal y esto se refleja también en los caballos: la yegua manda.

Hay una escena impactante en la que, durante una tormenta de nieve, un personaje se refugia en el vientre de su caballo para no morir de frío. ¿Cómo nació esta imagen?
Quería una escena en la que un caballo salvase a un ser humano. Viene de la mitología, si bien es también fruto de historias reales. El abuelo de un amigo mío se salvó así en 1952: mató a su caballo y entró en su interior para pasar la noche. También los soldados de Napoleón en Rusia lo hicieron para salvaguardarse del frío.

Usted presenta un área rural en el que no hay otro animal más que los caballos. ¿Por qué?
Sólo aparece un perro en la película, que ladra y callan inmediatamente. Personalmente, odio los perros; en el campo incordian. Cuando uno tiene que hacer algo con animales, lo primero es que se callen. Había ovejas de verdad en el guion pero era difícil dirigirlas. Además, yo buscaba imágines limpias y sencillas. En cualquier caso, querría apuntar que ningún animal fue víctima de maltrato durante la realización de la película; todo el equipo posee caballos y los adora. Quería inclusive llevar uno al estreno, para mostrar al público que estaba vivo y en buen estado.

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(Traducción del italiano)

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