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Miguel A. Faura • Productor

“Me parece un poco naíf pensar que un producto sea solo consumido en un país”

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- Cineuropa entrevista a Miguel A. Faura, el productor español detrás de películas como Hierro, Insensibles y, más recientemente, Enemy, en el Frontières Market de Bruselas

Miguel A. Faura  • Productor

Con motivo de la primera edición en Bruselas del Frontières Co-Production Market, Cineuropa ha hablado con el productor español Miguel A. Faura. Afincado en Barcelona pero trabajando a menudo con otros países de Europa y de América, Faura y su productora Roxbury Productions han participado en películas como Hierro [+lee también:
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, del quebequés Denis Villeneuve. Aunque también ha trabajado fuera del cine de género, Faura se ha hecho un nombre en el cine al que se dedica el mercado, y valora su experiencia dentro de él.

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¿Cuál es la importancia de participar en un mercado como este?
Conocía la edición del mercado en Montréal, y estaba interesado en participar en este. Estamos en Off-Frontières [la sección complementaria] porque nuestro presupuesto es un poco más ambicioso que el de la media, y porque no estábamos claramente en el nicho del género. No es tanto el que necesitemos un mercado así para conocer a gente, sino que lo utilizamos para pulsar un proyecto que lanzamos, ver reacciones... Es también un entorno, al ser un mercado de producción, mucho más relajado que el de otros.

Ha trabajado tanto en el cine de género como fuera de él. ¿Hay alguna gran diferencia entre los dos mundos, en cuanto a la producción?
Nosotros hemos hecho género porque nos hemos basado en darle importancia a la visión de los directores, de una generación muy buena en España, y ha coincidido que el tipo de películas que querían hacer tanto ellos como nosotros se encontraba dentro del fantástico. Bajo mi experiencia, puedo decir que me ha sido más fácil coproducir y, sobre todo, exportar. Nuestras producciones se venden bien fuera. No podríamos trabajar si tuviésemos que depender de que nuestras películas se vendiesen bien en España. Tanto por la situación de la industria, como porque el tipo de producciones que hacemos no tienen sentido solo para España.

¿Necesita entonces el género irse fuera para conseguir cosas?
No, no es irse fuera. A nosotros el género nos ha ayudado a exportar porque es un lenguaje más internacional y es un tipo de películas que viaja mejor. Lo que sí hemos perdido es la capacidad de hacer películas de forma íntegra dentro de España. Yo no puedo levantar una película solo en España, y lo que hago es buscar dinero fuera para luego volver y hacer parte de la película en ella. Algunos sí se han ido directamente, pero nosotros trabajamos con directores españoles, y si podemos hacer parte de las películas ahí, estupendo.

Muchos directores se acaban yendo a Estados Unidos, pero, sin embargo, en cuanto al cine de género, Estados Unidos admira a Europa...
No creo que sea una contradicción. Con el modelo de financiación y coproducción internacional de fuera de Estados Unidos se consiguen grandes películas con un valor artístico muy elevado. Eso es lo que nos hace especiales y es por lo que vienen a buscar directores europeos, o asiáticos... Ahí es donde ellos ven el talento, algo que ellos no producirían, y deciden importarlo. Ha sucedido con, por ejemplo, Denis Villeneuve, un director de fuera de mirada sofisticada que han importado y que hace crecer un proyecto sin salirse de los márgenes de su cine habitual. Y eso aporta algo. Nosotros hemos participado en Enemy a través del coproductor canadiense. Nos surgió la posibilidad de colaborar en la adaptación, con Javier Gullón como guionista, hace tres años, consiguiendo apoyo de España, y añadiendo muchos elementos europeos.

¿Qué es lo que más importante para vosotros en un proyecto?
Nuestra misión es estructurar lo mejor posible un proyecto para que se desvirtúe lo mínimo durante su proceso. Intentamos que sean producciones y coproducciones orgánicas. Cada película tiene un modelo diferente de financiación, dependiente de sus características, y es importante, aparte de que tenga un sentido económico, que entre los participantes haya una organicidad. Es mucho más fácil levantar una película sin un camino, pero eso lleva a la frustración global, porque “engañando” se puede llegar a financiar una película, pero al final la verdadera naturaleza de la película sale a la luz. Hemos ido cada vez más mejorando con nuestros proyectos, estamos muy orgullosos de ellos.

¿Tienes entonces claro el camino a seguir en cuanto al cine (de género o no)?
Hay algo muy claro: vivimos en un mundo globalizado, con muchas interconexiones inmediatas. Me parece un poco naíf pensar que un producto sea solo consumido en un país. Nuestro cine, de manera natural, es para el internacional, pero debería ser así siempre: aunque sea un drama, una cinta de autor... que se vea en todo el mundo. Una cinematografía es solo una pieza más. Al trabajar fuera de España llego a países en los que siento envidia sana, en lo referente a las facilidades para hacer una película. Cada proyecto cuesta sangre, sudor y lágrimas, pero si se quiere hacer, lo que no hay que hacer es limitarse con fronteras.

David González

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