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Marco Müller • Director artístico del festival de Roma

"Hemos puesto el listón bien alto"

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Cineuropa: ¿Qué objetivo se ha marcado con su primera edición al frente del festival de Roma, que se celebra entre los días 9 y 17 de noviembre de 2012?
Marco Müller: construir un festival más realista y, sin renunciar al carácter de fiesta popular, con las películas grandes y accesibles que se estrenarán en los próximos meses, poner de manifiesto hasta qué punto el certamen necesita otros lenguajes expresivos. Con CinemaXXI, hemos inventado una competición que hace referencia tanto al cine del siglo XXI como al "expanded cinema", de modo que se pruebe que el cine puede permitirse reunir todas las novedades artísticas, desde las artes plásticas hasta la danza, pasando por la arquitectura, el teatro y la música. La idea esencial es ir adelante en todas direcciones. Para ello, evidentemente, es preciso partir de la realidad del mercado italiano. Cada vez menos distribuidores pueden permitirse la adquisición de grandes películas angloamericanas susceptibles de celebrar su estreno mundial en un festival. Por ello, hemos tenido que posicionarnos en función de las necesidades de los directores, los productores y los agentes de ventas.

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¿Qué puede decirnos de sus planes con respecto a los estrenos mundiales?
Las tres líneas de competición están compuestas íntegramente por películas que tienen su estreno mundial en Roma. En total son unas sesenta. Hemos puesto el listón bien alto para tantear hasta qué punto a los vendedores, cineastas y productores les interesa un festival que se celebra justo entre medias de los festivales de finales de verano (Venecia, Telluride, Toronto) y los de mediados de invierno (Sundance y Berlín). Nuestro objetivo era llegar a demostrar que existía la necesidad de una nueva plataforma bien arraigada a mediados de noviembre. En algunos países, las películas se estrenan en las semanas justo después del festival, mientras que, en otros, el desfile de estrenos navideños empieza a finales de noviembre y principios de diciembre, por lo que hablamos de obras que se distribuirán probablemente a partir de la segunda semana de enero.

¿Qué consecuencias ha tenido en su trabajo el accidentado recorrido hasta darle finalmente el timón del certamen?
Hemos tenido que apresurarnos a inventarnos una selección de estrenos mundiales en poco más de cuatro meses, lo cual no es nada fácil. Para algunas películas, todo depende, lógicamente, del presupuesto, de las fechas y de sus estrategias de estreno y promoción. Algunas de ellas ya estaban en fase muy avanzada cuando anunciaron mi nombramiento en mayo, justo antes de Cannes. El trabajo de verdad no comenzó realmente hasta principios de junio.

¿Tiene la impresión de que le están esperando?
Ya estoy acostumbrado a eso; solo hay que recordar algunas ediciones de Venecia. Nadie preguntaría a los directores de los festivales de Cannes o Berlín si están respaldados por la derecha o la izquierda. En Italia, esto es lo primero, cuando solo puede juzgarse un festival a partir de su selección y sus planes de defensa del cine.

¿Cómo pueden salvarse las distancias, tan acentuadas en anteriores ediciones, entre el festival y el mercado de la Business Street?
Todas las películas importantes del festival se proyectarán también en el cine Barberini para que los compradores disfruten de la selección sin necesidad de trasladarse continuamente al Auditorium. También he retrasado el mercado a la segunda semana del festival. Así, las películas que se proyectan a partir del primer fin de semana pueden disfrutar de una buena visibilidad y del posicionamiento adecuado para estar presentes en un mercado tan diferenciado como el europeo. Cuando repaso los nombres de los profesionales acreditados para el mercado, me alegra ver que hay gente que toma las decisiones y que están aquí por las películas del festival. Esto cambia mucho con respecto a épocas anteriores en las que las películas proyectadas en el mercado se habían presentado anteriormente en Venecia, Telluride o Toronto.

De sus palabras se deduce que esta edición es decisiva.
Es el año cero de la única fórmula que puede justificar una inversión de 12 millones de euros. Un festival “de rebote” (y los hay muy buenos) no cuesta más de un tercio de esa suma.

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