18/09/2012 - El prometedor guionista de Submarino y The Hunt firma con A Hijacking su segundo largometraje como director tras R.

Cinco años después de terminar los estudios de cine, el director danés Tobias Lindholm ganó los dos principales premios cinematográficos de su país, el Bodil y el Robert, con su ópera prima, el drama carcelario R [+lee también:
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ficha de la película] (2010), así como el galardón del Consejo Nórdico, el más importante de Escandinavia, por el guión de Submarino [+lee también:
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ficha de la película] (2010), dirigida por Thomas Vinterberg. Además, ha escrito los guiones de algunos episodios de las series The Summers y Borgen/Government y de la siguiente película de Vinterberg, The Hunt [+lee también:
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entrevista: Thomas Vinterberg
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ficha de la película], que fue premiada en Cannes. Su siguiente colaboración como guionista ha sido con Søren Kragh-Jacobsen para el thriller psicológico The Hour of the Lynx. Hoy 20 de septiembre es el día elegido para que su segundo largometraje como director, A Hijacking [+lee también:
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entrevista: Tobias Lindholm
ficha de la película], protagonizada por Pilou Asbæk, Søren Malling y Dar Salim, sobre el secuestro de un buque danés en el Océano Índico por parte de piratas somalíes, llegue a los cines del país escandinavo, tras su celebrada presentación en el Festival de Venecia como parte de la sección Orizzonti.

Cineuropa: Estudiaste escritura de guiones y podrías ganarte la vida haciendo sólo eso. ¿Por qué quisiste ser también director?
Tobias Lindholm: No me gusta estar con mucha gente al mismo tiempo. Más bien prefiero estar solo. No parecía que mi destino fuese la dirección. Creo que fue una coincidencia que Michael Noer y yo hiciésemos R juntos. Pero R me dejó con ganas de más. El placer de escribir y dirigir, en estrecha colaboración con el equipo que una producción de cine necesita. Para A Hijacking, mi única condición fue trabajar con el mismo equipo de R. Pero sí, básicamente soy un escritor. Lo que más me gusta es pasar días y noches ante el ordenador. Es ahí donde se libran las mayores batallas y donde se obtienen las grandes victorias.

¿Qué os llevó a hacer R, una descripción de la vida en la cárcel?
Cuando estudiaba en la escuela de cine, uno de mis mejores amigos fue condenado a cuatro años de cárcel. Le escribía varias veces a la semana y le visitaba dos veces al mes. Empecé a escribir sus experiencias y las mías en forma de “escenas” de realidad. Era la base de R. Se las enseñé a Noer, cuya experiencia estaba en el documental, y decidimos dirigirla juntos. Ambos teníamos una gran deseo de empujar la realidad dentro de la ficción, que en muchos casos adolece de usar ideas gastadas. Como la vida no sigue un patrón determinado, tampoco el cine tienen que hacerlo. Y, a fin de cuentas, todos entendemos la vida.

R tenía un acercamiento documental, rodado en una cárcel y con presos reales en algunos de los papeles. ¿Has intentado repetirlo en A Hijacking?
Quiero que mis películas sean los más realistas posible y la manera más sencilla es acercarlas a la realidad, en lugar de llevar la realidad a un plató. Es lo que hicimos con R y lo que hemos vuelto a hacer en A Hijacking. La historia se desarrolla en un buque en el Océano Índico, así que alquilamos el buque MV Rozen en Mombasa, Kenia,y zarpamos. De repente, fuimos catapultados a la realidad que estábamos narrando. Un año antes, ese mismo buque había sido secuestrado y su tripulación había sido hecha prisionera y conocía todo. Fue un gran regalo y un importante espejo ante el que comparar el guión. Las escenas en las oficinas del armador fueron rodadas en las oficinas de un armador de verdad, con un negociador de secuestros de verdad interpretándose a sí mismo. En general, hemos intentado enriquecer la película con la mayor cantidad de elementos reales posible. Las armas de los piratas, por ejemplos, son armas de piratas de verdad que nos fueron prestadas por la policía keniata.

¿De dónde sacas la inspiración para tus historias? ¿Hay algunas partes de la realidad que conectan en particular con tu sensibilidad?
Una buena historia es una construcción. Coges elementos que hacen que la situación vaya adelante y los desarrollas para que el público sienta algo. Pero una historia realmente buena sobresale cuando ni se ve ni se siente la construcción. Esto es lo que intento conseguir cada día: echar arena sobre mis huellas, hacer que la estructura desvanezca en el fondo. Esencialmente, no me gusta la fantasía. La realidad está tan bien hecha que siempre nos sorprende y a pesar de todo la entendemos. Creo que me gusta la realidad mucho más que la ficción. El amor en la realidad es engorroso y fastidioso y maravilloso y lleno de celos y complejos de inferioridad. La violencia real es cruda, fea y torpe. El sudor de verdad nunca pasa por la frente de una manera hermosa y elegante. Por supuesto, no deja de ser una contradicción bastante irritante, ya que ahora soy un guionista y director de cine de ficción, pero imagino que tendré que aceptarlo. A fin de cuentas, encuentro mis historias en la vida real.