27/04/2012 - Tras casi una década sin rodar ficción, el director gallego de 53 años regresa con su película más juvenil, una apuesta arriesgada en el oscuro paisaje del cine español actual.

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Xavier Villaverde: De observar que las relaciones emocionales y sexuales han cambiado bastante últimamente y, sobre todo, entre la gente joven, que las vive de una manera más libre, sin tantos prejuicios, tabúes y miedos. Ellos se arriesgan más a nivel emocional. Porque la realidad sexual de la gente va muy por delante de las normas de la sociedad o de la religión. Son temas que no están muy presentes en el cine para jóvenes, pero sí en sus vidas.

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¿Por qué nueve años sin rodar un largometraje de ficción?
He estado haciendo producción ejecutiva de otros films, como Concursante [+lee también:
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ficha de la película] de Rodrigo Cortés. De todos modos, suelo tardar con los guiones. La película se iba a hacer en co-producción con otros lugares que al final se han caído del proyecto, mientras surgieron otros: así se dilatan mucho las cosas. Yo siempre tardo tiempo entre una película y otra.. de este modo me da tiempo a cambiar de estilo. Me gusta que sean diferentes, aunque en todas hablo de la identidad: quién eres y cómo quieres vivir. Tengo la sensación de que como la película no adopta un punto de vista moral, a ciertos elementos de producción, como son las cadenas de televisión, esto les desconcierta. Si esta película se hubiera planteado con una moraleja, la cosa cambiaría.

En ella, además, hay bastantes escenas de sexo...
Si, las trabajamos en los ensayos viendo la serie americana Tell Me You Love Me, para que fueran naturales y creíbles. Quería usar la cámara en mano, pero que no se notara y así los actores no tuvieran que estar muy pendientes de las marcas.

¿Te contagiaste del espíritu joven de la historia y del equipo?
Yo me llevo muy bien con la gente joven y me entiendo mejor con muchos jóvenes que con otras personas de mi edad, que quizás ya se han metido en otra copla. Me interesa lo que pasa con las generaciones nuevas que van a formar el país en el futuro y la capacidad de riesgo o de inconsciencia que se puede tener con 20 años. Esa especie de pureza que tienes, sin miedo, y te lanzas a lo que sea: eso tiene mucha fuerza. Es una generación que tiene ante si un montón de posibilidades que otras no han tenido.

¿Cuanto ha costado la cinta?
Millón y pico de euros, pero no sé la cifra exacta. Soy productor ejecutivo porque así controlo mi labor como director. Ha entrado financiación privada, Televisión de Galicia y Canal Plus, en coproducción con Brasil. Iremos a los festivales de Moscú y Seattle. Creo que se ha vendido a Alemania y Japón, tenemos ofertas de Inglaterra y EEUU y vamos al mercado de Cannes.

¿Y cómo ves el cine español con tanto recorte en las subvenciones?
Un país que no tiene un audiovisual fuerte está destinado a perder su identidad cultural. Los franceses tienen muy claro que el audiovisual es una cuestión de estado. Pero ¿qué suponen realmente las subvenciones al cine en España? Pues un porcentaje mínimo del Producto Interior Bruto. Un país que desprecia su cultura y a sus creadores, tiene un grave problema de autoestima. Es así de duro y triste.

¿Llegan tiempos de agudizar el ingenio?
Eso obliga a buscar fórmulas, pero las películas necesitan un mínimo financiero para poderse rodar. Lo puedes hacer con poco dinero explotando a tu equipo, sin que nadie cobre, como se hace con una primera película, pero no cuando hay un tejido industrial ya armado. Hay sectores muy subvencionados, menos rentables a nivel social que el cine, que nadie cuestiona. Existe una parte importante del público a la que le interesa el cine español y hay que ofrecer la posibilidad de poder descargar films legalmente desde internet. Debemos buscar un punto de encuentro, pues alguna gente accede a contenidos de forma ilegal porque no puede hacerlo legalmente. Y si yo fuera exhibidor cinematográfico buscaría nuevas fórmulas: un dos por uno en lugar de tener la sala vacía o, por ejemplo, crear eventos para generar curiosidad y atraer al público; tenemos que cambiar mecanismos. A veces entramos en pánico y no reaccionamos.