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Rodrigo Cortés • Director

Superando obstáculos y retos

por 

- Con 37 años y sólo un largometraje más a sus espaldas - Concursante -, Rodrigo Cortés ha sido considerado un nombre a tener muy en cuenta gracias a Buried (Enterrado)

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? ¿Cómo llegó el guión de Chris Sparling a tus manos y qué te sedujo de él?

Rodrigo Cortés: Llevaba un año rodando por Hollywood porque todo el mundo consideraba que era imposible de producir y rodar; eso fue lo que me sedujo de él: su carácter insensato, poder lanzarme al vacío y sin asideros. Doy las gracias a todos aquéllos que consideraron que no se podía hacer la película, porque ésa fue la manera de que el guión cruzara el charco y pudiera rodarse en España con absoluta libertad creativa.

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¿Fue fácil vender a los productores un argumento tan peculiar: un hombre encerrado en un ataúd, un solo actor, sin exteriores, narrada en tiempo real…?
No, pero si quieres hacer un proyecto tan insensato lo primero que tienes que conseguir es rodearte de productores con el mismo grado de insensatez y que además tengan confianza plena para saltar contigo al vacío y de la mano. He tenido mucho apoyo y estímulo, incluso en las elecciones más complicadas y arriesgadas.

En una situación como la que describe el film, los sonidos cobran especial relevancia. ¿Cómo has considerado este aspecto técnico?
Efectivamente, es preceptivo en una película como que propone una experiencia física subjetiva: desde el punto de vista de Paul Conroy, el protagonista. Así que asistimos frecuentemente a negros absolutos, y no hablo de esa falsa oscuridad en la que asumimos que podemos ver cosas que el personaje no ve; hablo de negrura completa y cerrada. Conroy a veces no ve, sólo puede escuchar y por lo tanto también nosotros: esas secuencias deben ser narradas con el sonido. En cuanto al diseño del sonido, se renunció a la estilización que te permite crear determinadas atmósferas sonoras y ambientes, que te hubieran sacado del realismo crudo del que Buried hace gala.

¿Cómo se consigue rodar un film de acción como éste en tan pequeño espacio?
No usando el sentido común, renunciando a razonar. En el momento en que usas el sentido común, te das cuenta de que la película es imposible de hacer, así que conviene mantenerse apartado de él y centrarse estrictamente en la historia, en las emociones con las que quieres sacudir al espectador y no en la localización, Después, tienes que buscar las armas cinematográficas adecuadas para conseguirlo, sin considerar si es posible manejarlas dentro de una caja o no, porque si no solamente te concentras en las restricciones, y la película no debe tenerlas. Tiene que rodarse y planificarse como si sucediera en la ciudad de Nueva York, en una jungla tropical o en un planeta gigantesco. Si hay que hacer traveling circular alrededor del actor, rodar cámara al hombro y lograr planos de grúa para conseguir una emoción adecuada en el espectador, no se renuncia a nada de esto, sino que se busca la manera de aplicar todo ello al interior de una caja. Por eso construimos siete ataúdes con necesidades técnicas diferentes: uno con paredes móviles, uno especialmente largo, otro con efectos de perspectiva, otro giratorio, otro que permitía que la cámara diera vueltas alrededor, etc… de esta manera se conseguían planos imposibles que lograban hacer posible una película que, a priori, parecía irrealizable.

¿Ha sido el montaje más complicado que el propio rodaje?
No, ha sido igual, y además realizado a la misma velocidad. Si tienes que hacer una película de esta complejidad, de 94 minutos, dentro de una caja y en 17 días, más vale que ruedes con el cerebro de un montador: vas a tener que recopilar la materia prima exacta que necesitas para recomponer después el puzzle. No veo diferencias entre rodaje y montaje, sino que los considero diferentes pasos de un único proceso creativo.

La película no sólo es arriesgada en planteamiento, sino también en desarrollo y en su conclusión. ¿No siempre hay que darle al público lo que espera o desea?
Al público no hay que darle lo que quiere, sino lo que necesita.

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